Cerrar

| Reportaje | Desfile en La Bañeza |

La madre de todas las juergas

Un discocamión, diez carrozas, treinta grupos y un gran número de espontáneos convierten las calles de la ciudad en la gran fiesta del esperpento, donde sólo importa pasarlo bien

Un año más, la originalidad primó en los disfraces

Publicado por
Alberto Domingo - la bañeza
León

Creado:

Actualizado:

Aunque después de brujas y noches cueste un tanto recuperar la identidad perdida bajo la máscara y el disfraz, como sucede en y con La Bañeza, el Martes de Carnaval trajo lo mejor de este año: un desfile con poco frío, mucha gente en la calle y todos, de la ciudad y de la comarca, con muchas ganas de pasarlo bien. En la fila del esperpento había de todo, desde indios hasta un número de información telefónica, que iba por libre. A su aire, lo más alto de la curia cardenalicia iba echando pestes, con su megáfono, sobre la situación política y el dolor de cabeza de la carta constitución europea, en una apocalíptica charla política. Al hombre forrado de estopa le traía al pairo lo que dijera el buen hombre y al que arrastraba un retrete... Adán y Eva llegaron de la Zepa del circuito, asegurando que sólo habían encontrado allí un manzano, que pusieron al amparo de una sombrilla. Del edén bajaron otra vez los angelitos del disco-camión para no perderse el Carnaval, pero su entrega por lo mundano les ha valido, de momento, el rabo de demonio. La Musa de este año, Vanessa Castro, ocupó su lugar en su carroza, al igual que las reinas de las fiestas, viendo bajo ella el baile de las bodas de plata que celebra el Grupo Salsa, divisando unicornios y brujillas de esculturales piernas. La carroza de la Musa se quedó sin gasolina y hubo que reabastecerla. Tampoco se perdió el gran desfile la compañía aérea Baeca, que anunciaba vuelos a Tabuyo del Monte, enlazando con el avión que, desde Barcelona, llega a la Virgen del Camino. Entre tanto alboroto, había quienes pedían una señal y allí estaban los chavales del Teleno para guiarles con su particular código de circulación. De la equitación al fútbol Los mejores jinetes del mundo hípico bailaron al son de las charangas con pecosas caperucitas rojas -la abuelita y el lobo, descansaban en la cama-, mientras los cabezones jugadores de Destriana intentaban hacerle un gol a la fila de horribles ratas que seguían, con gran turbación, a un flautista. Don Aparcamiento de Camiones iba al rabo de los anteriores y la caravana se cerraba con tranquilidad, pese al pestiño que se respiraba en la plaza de Colinas, dados los problemas crónicos de dispersión aérea que padece la ciudad. Bailando locamente apareció alguien dentro de la ducha y hasta Cleopatra y Marco Aurelio sellaron ayer su amor con un beso, porque, como dijo cierta vez el pregonero de este carnaval, las mujeres buenas van al cielo y las malas, a todas partes. Hoy, entierro de la sardina.

Cargando contenidos...