La verdad oculta de Enervisa
LO QUE HA pasado con el transcurrir de Enervisa era un secreto a voces que se sabía desde dentro y desde fuera de las instalaciones. Los que se movían en el mundo de este tipo de empresas hablaban hace ya más de un año que esto no podía acabar bien. Es dificil de entender que esta situación no hubiese llegado a oídos de las administraciones encargadas de hacer algún tipo de control cuando estamos hablando de una empresa que ha recibido muchos miles de euros de ayudas y que se ha valido del Instituto de Crédito Oficial para salir adelante con un crédito cercano a los 40 millones de euros. Todo parece haber discurrido con un secretismos fuera de lo normal. Se ha permitido seguir a unos directivos responsables de la situación económica a la que ha llegado la empresa y que cada día que pasaba la deuda era mayor. ¡Que la economía de este país se libre de estos irresponsables de las finanzas!. Lo que nadie entiende es que la empresa haya llegado a un estado tal de endeudamiento, con cifras que producen escalofrío, y que nadie haya hecho nada para remediarlo. En condiciones normales y tratándose en su mayoría de dinero de las administraciones, es decir, de los ciudadanos, se debería de pedir la intervención del fiscal general del estado, ya que ni tirando el dinero se pude llegar a un estado de endeudamiento en cuatro años de 9.000 millones de las antiguas pesetas. ¿A qué se dedicaron los directivos?. Lo lamentable de la situación es que ahora lo que se va hacer es poner tierra por medio y taparlo todo. Buscar una salida que con toda la seguridad va a beneficiar más al que facilitó la situación económica actual de la empresa que a los trabajadores. Las administraciones si pretenden callar la verdad oculta de Enervisa están en la obligación de garantizar el cien por cien de los puestos de trabajo. Deben de buscar una salida urgente a la empresa que pase por la recolocación de los 146 trabajadores de Enervisa y Picos de Europa. No se puede buscar una salida para unos y la calle para otros. El silencio de lo sucedido en Enervisa, si no se piensa pedir responsabilidades, tiene que pasar por la colocación de todos. Hay que recordar a los políticos que la comarca sigue esperando la deuda pendiente tras el cierre de la minería con una reindustrialización que prometieron y aún no han cumplido.