Pero ¿el carbón tiene algún plan?
O LAS CUENTAS NO SALEN, o de lo contrario, desde que comenzó el cacareado plan del carbón, esto ha sido caminar hacia atrás, como dicen que anda el cangrejo. Casi 5.000 empleos perdidos, un 30% menos de producción y todo esto en menos de ocho años, es decir desde que en 1997 entró en vigor. Si a esto añadimos que todo ello tuvo un coste de más de 1,5 millones de euros, podemos pensar que algo falla en el citado plan. La provincia de León tenemos el triste mérito de ser, tras Asturias, la segunda provincia en reducción de plantillas, y en la comarca de Laciana podemos hinchar el pecho con orgullo pues somos la primera de la provincia. Si todo ello viene seguido, de que se incumple constantemente lo pactado en cuanto a recolocaciones, por parte de las administraciones y las patronales del sector, ya que se acordó que por cada once trabajadores prejubilados, las empresas contratarían a cuatro nuevos, no siendo así, ya que apenas se han creado la mitad de nuevos puestos laborales y, generalmente en una condiciones totalmente diferentes a los puestos destruidos, pues estas nuevas han sido en subcontratas, donde por regla general los derechos de los trabajadores brillan por su ausencia. Todo esto, y hay que decirlo con rotundidad, ante la total pasividad de las centrales sindicales, que hacen la vista gorda como si no pasara nada. Con estas mimbres que tenemos, no podemos pensar que el valle de Laciana, eminentemente minero durante el último siglo, pueda hacer unos buenos cestos, luego mucha parte de los males que nos invaden ya sabemos de dónde llegan. Si a todo esto, unimos que la cacareada reconversión minera, nunca se tomó en serio desde la izquierda, una izquierda entregada e ineficaz (el PSOE) y otra prácticamente inexistente (IU), que nunca supieron defender los intereses del trabajador, al igual que las centrales sindicales que solamente obraron siempre a la manera del funcionario público que sencillamente realizan una labor burocrática sin reivindicar lo que sería justo. Así, no nos extraña que sea vox populi el que muchos de los dineros que deberían de haber llegado a las cuencas mineras, destinadas a la reconversión del sector, se hayan quedado por el camino y hayan ido a parar a peatonalizar calles en León o en Ponferrada. Las cuencas mineras leonesas, con Laciana a la cabeza, siguen creciendo de unas comunicaciones adecuadas a las necesidades. De poco o nada sirve, el que se hayan instalado en ella polígonos industriales al por mayor, si con ello no se ha atraído la creación de empresas alternativas. Dentro del sector minero, no se ha apostado por la inversión en una minería tradicional, que aunque tuviera unos mayores costos, tendría una explotación más larga en el tiempo. Por el contrario se ha apostado por seguir las iniciativas empresariales, más interesadas en sacar el máximo rendimiento posible en el menor tiempo y de la manera que sea, y así se explica el que las nocivas, ilegítimas e ilegales explotaciones a cielo abierto sean hoy la única alternativa que ven a la reconversión minera. Pues con todo esto sobre las espaldas ¿cómo queremos que Laciana pueda levantar la cabeza tan siquiera un poco? No puede extrañarnos que cada día que pasa vaya en contra de cualquier tipo de progreso para el valle. Mucha historia. Mucho marear la perdiz con leyes, planes, fondos, subvenciones, reconversiones, prejubilaciones, normativas, mesas, comisiones, hábitats y otras muchas palabras que a muchos nos suena a chino ya que nada soluciona nadie. Y entre tanto Laciana, como otras cuencas mineras leonesas, cada día que pasa, muere un poco más...