El Ayuntamiento incidirá en el fin turístico del plan Vías Augustas

Las vías romanas pueden ser una nueva forma de hacer caminar el turismo en la comarca maragata. Así lo cree el alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, como representante de uno de los municipios más implicados en el proyecto Vías Augustas, que ayer presentó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en Madrid, las conclusiones de la fase que ahora se cierra. Pero, desde Portugal, según advirtió el propio regidor, soplan vientos más entusiastas para hacer llegar a los potenciales visitantes el interés de contar y ver en el siglo XXI que por esas rutas pasó el Imperio Romano. Vías Augustas contará con una segunda fase porque el trabajo realizado ya ha dado sus frutos, con la recuperación de algunas de las vías, por el hecho de que hace falta trabajar más y, principalmente, por el esfuerzo de los sectores implicados, portugueses y españoles, que van desde la Universidad de Santiago, el propio CSIC, el Ayuntamiento de Cacabelos, o los de Braga y de Astorga como auténticas puntas de lanza de la puesta en valor histórica y turística de uno de los vestigios más importantes con los que cuenta la provincia leonesa. Apoyo de la Diputación Juan José Alonso Perandones consideró de importancia vital contar con el apoyo de la Diputación de León y aunque avanzó la disposición inicial del presidente provincial, Javier García, no pudo concretar el estado de las negociaciones. Una de las justificaciones para la reclamación de esta colaboración institucional se basa en que «el propósito es dar valor a la historia que abarca todo el noroeste peninsular y las conexiones de Astúrica Augusta», señaló Perandones. Además del carácter europeo del proyecto, financiado en un 75% por los fondos FEDER, también se destacó el hecho de que la iniciativa, al margen de constituir la recuperación de patrimonio y la de potenciar el interés turístico, supone un paso vertebrador de países que une más allá de las divisiones territoriales. La mayoría de los trabajos realizados hasta la fecha han consistido en la limpieza y la señalización de las vías. Historia, arqueología y paisaje son de esta forma los tres pilares sobre los que se sustenta el proyecto. Y la llegada de turismo, interesado en conocer los restos de una de las etapas más trascendentes de la península, es el nuevo reto.