Diario de León

El poder de las calzadas

La iniciativa persigue poner en valor dos vías romanas que unían Astorga y Braga

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Maite Almanza
León

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El proyecto Vías Augustas pretendía promover un itinerario turístico y cultural transfronterizo siguiendo el curso de las calzadas romanas que en la antigüedad unían Astorga con Braga, denominadas vías XVII y XVIII en el Itinerario del emperador Antonino Caracalla. La iniciativa vinculaba a varias instituciones municipales de España y Portugal, Diputaciones, universidades, el CSIC y un equipo de técnicos. El proyecto fue aprobado en el marco de la iniciativa comunitaria Interreg, y contó con un presupuesto de 1,2 millones de euros. La mayor parte de estos fondos se invirtió en la limpieza y señalización de las vías, de modo que la XVII, que ordenó construir en torno a los primeros años de nuestra era el propio emperador Agusto, y que unía Braga y Astorga por el norte de Portugal, es ya una realidad como sendero de gran recorrido. Desde el citado enclave luso, la calzada continúa por los verdes viñedos de Minho y las sierras de Tras-os-Montes, para entrar en España por la frontera de Bragança, hacia la zamorana Sierra de la Culebra, Aliste, Tera y Vidriales, desde donde se dirige a Astorga. La vía XVIII o Vía Nova es más corta y directa. Fue construida en época Flavia, en la segunda mitad del siglo I de la era, y trazada por las provincias de Orense y León. Ambos trayectos reúnen una de las mayores concentraciones de Europa de miliarios, grandes monumentos cilíndricos de granito que señalizaban las calzadas, marcaban las distancias y glorificaban a sus benefactores. Estos vestigios son hoy en día fuente de conocimiento para los epigrafistas. Los dos recorridos cuentan con un gran patrimonio histórico-artístico, como puentes, acueductos, termas o campamentos romanos -en Rosinos de Vidriales-, murallas romanas -en Astorga- minas romanas -en Las Médulas-, junto a restos de los pobladores anteriores -dólmenes, castros o petroglifos- y posteriores -castillos y fortalezas como en Chaves, iglesias prerrománicas como San Pedro de la Nave, o monasterios, como San Miguel de Celanova-. A este potencial hay que sumar los recursos naturales y la riqueza gastronómica de la zona.

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