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Un sendero de decepciones

La retirada del ejército y la viudez marcaron la vida de Gregorio García, que se resistió al alzamiento militar de Franco, lo que le valió ser encarcelado y trasladado a un campo de concentración

Publicado por
Maite Almanza - astorga
León

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La vida de Gregorio García, que ayer rememoraban con emoción Perandones y Alonso, no fue precisamente fácil. Nació en Astorga, el 23 de septiembre de 1909. Se incorporó al ejército en África, en 1928, con la intención de hacer carrera como militar en el arma de aviación. Un año más tarde sufrió un grave accidente, del que salió ileso de milagro, por avería de un hidroavión. El 17 de septiembre de 1936, fecha del levantamiento militar en África contra el gobierno republicano, fue detenido junto a otros mandos militares, dado que la base en la que se encontraba no se sumó a la rebelión. Fue conducido al Fuerte Rostrogordo de Melilla, más tarde al campo de concentración de la Alzazaba de Zeluán y finalmente a la cárcel melillense. Fue acusado del delito de rebelión, y retirado del ejército en 1940, lo que truncó sus arraigadas aspiraciones personales, centradas en la aviación y la mecánica. Después trabajó muchos años en la empresa Elsa. Con la democracia, en 1978, le fue restablecida su condición de militar con el grado de comandante. Gregorio García se casó el 20 de noviembre de 1948 con Aurea Prieto Álvarez, de Filiel, que falleció en 1989, dejando una gran huella en su marido para el resto de su vida. No tuvieron hijos. Falleció tras una larga y dolorosa enfermedad. Algunos familiares y amigos, junto a Perandones y Alonso, asistieron a su sepelio, durante el que se leyeron textos en su memoria y se glosó su figura. Cuando Gregorio García fue enterrado su féretro contenía un fragmento de la bandera republicana y un pergamino con poemas de Leopoldo Panero y Miguel de Unamuno.

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