Paella, dulces y roscas de santo

Como cada 28 de mayo los vecinos de la localidad de Cistierna celebran la festividad de San Guillermo que tiene su preámbulo nueve días antes con la denominada novena de San Guillermo, momento en el que se baja el santo desde la ermita a la iglesia de Cristo Rey en Cistierna. Allí permanece nueve días, donde se venera al santo, a la espera de la llegada del la mañana de día 28 cuando la imagen es paseada en procesión por la principales calles de la villa y acompañada por los sones de la banda de música de Cistierna. Una de las parada habituales desde hace años se produce en la Confitería Montañés donde se coloca una rosca en la cruz situada en lo alto del pendón que abre la procesión. La comitiva sigue con el santo hasta enfilar la calle que lleva su nombre para hacer una última parada en la residencia de mayores como agradecimiento, ya que es en este edificio donde al santo se le ha dejado días antes para limpiarle y adornarle con flores. A partir de aquí empieza la subida de la cuesta de hasta la ermita. Un camino de cerca de un kilómetro que se abre paso entre altos y frondosos pinos. La proximidad del santo a su ermita se anuncia con un continuo repique de campana. Cuando la imagen llega a la explanada de la ermita la gente aplaude en señal de recibimiento a su patrón. Cientos de personas que agolpan entre la explanada y los aledaños para escuchar la misa. Tratan de hacerse con una sombra que haga más llevadera la mañana, caracterizada por un fuerte sol. La novedad en esta edición de la festividad de San Guillermo ha sido la colocación de un centenar de sillas que varios voluntarios se ha encargado de comprar, barnizar y subir a la ermita con el fin principal de que la gente mayor tuviese un lugar donde sentarse. Tras la finalización de la misa se produce la bajada de un río de gente que vuelve a desandar el camino de la ermita y se dirige a la explana de la Fuentona donde la peña de San Guillermo ha preparado una gran paella en la que alumnos del colegio público ayudan a servirla. Esta monumental paella ha contado con la colaboración de las empresas Construcciones Aqua, talleres Opel y máquinas de corte Tecoi. El vino y los refrescos permitieron hacer más llevadera la paella y el calor. Además la asociación de familiares de Alzheimer de Cistierna ofreció a la gente dulces y rosca caseras que las propias componentes de la asociación habían elaborado el día anterior. Así pues la festividad de San Guillermo es cada vez más un lugar de encuentro de la gente de aquí y de los que estando fuera quieren recordar esos años de juventud en los que disfrutaban de este día. Es el preámbulo a la llegada de un verano lleno de fiestas en una montaña oriental que sigue conservando su encanto natural.