Los motores rugen de nuevo

El ruido de los motores y el sabor de otras épocas inundó de nuevo La Bañeza. Pero esta vez no fueron las motos, sino turismos clásicos: coches de otros tiempos, que gozaron de fama en su día y que aún hoy despiertan la admiración de quienes se paran a observarlos. El rally de los viejos automóviles, la Clásica de La Bañeza, llegó ayer su quinta edición, consolidándose en el calendario de acontecimientos de la ciudad. Los participantes -56 vehículos en total, con piloto y copiloto-, llegaron a La Bañeza, él viernes, según confirmaron fuentes del Círculo del Motor Leonés, organizador de la prueba, llenando un buen número de hoteles, hecho que no pasaba inadvertido al alcalde, que vio la salida de los automóviles en la plaza Mayor: «Esta prueba va ganado auge y, al alargarse la estancia de los deportistas, beneficia al comercio y la hostelería», señaló Palazuelo, que invitó a los aficionados al motor a degustar la confitería bañezana y comprar sus recuerdos durante la jornada de hoy, antes de partir hacia sus puntos de origen. Coches míticos como el Porsche 911, el Simca 1000, el Mini Coupe, el Alfa Romeo Spyder, el Alpine Renault... salieron de la plaza Mayor a las diez y media de la mañana, para regresar a última hora de la tarde, tras cubrir dos etapas que les llevaron a Congosto por el Camino de Santiago, para regresar por las tierras cabreiresas. Pilotos bañezanos Los conductores y sus acompañantes procedían, de manera especial, de Madrid, País Vasco y Asturias, aunque también llegaron algunos de la vecina Galicia. Entre los leoneses, tres coches del Bierzo, uno de Veguellina de Órbigo y otros dos de La Bañeza, con el Ford Escort 2000 de Manuel González y David Miguélez y el Seat 850 Coupe de Virgilio y Virgina Carro. Medio centenar de personas fueron necesarias para la organización y control de una prueba en la que lo que cuenta es la regularidad.