A VUELAPLUMA
San Juan de Sahagún en la iglesiade Santa María la Mayor en Soria
SIENTO que este artículo no haya podido aparecer en las ante o posvísperas de la Fiesta de San Juan de Sahagún, 12 de junio, éste año domingo. Sin duda que hubiera sido más oportuno, pero los sucesos ocurren cuando vienen y no se pide programar con antelación sobre ellos. Me preguntan precisamente los vecinos de Sahagún, precisamente por tener constancia de los hechos a través de Acacio Díaz, corresponsal de Diario de León, si es verdaderamente a San Juan de Sahagún a quien representa la escultura en la hornacina de un retablo lateral de la iglesia de la iglesia de Santa María y cómo pudo venir a estar allí San Juan de Sahagún. A las dos preguntas les voy a responder con fundamento de causa y con apoyo documental casi expreso. Que la escultura representa a San Juan de Sahagún, no tiene duda. El santo vestido con el amplio hábito negro de Agustino ceñido con la correa salvadora; el gesto de la ano derecha con los dedos pulgar e índice dispuestos para sostener el cáliz, la figura del niño salvado que aparece en esta imagen ya un poco mayorcito, de lo cual no deben asombrarse los de Sahagún, pues ni ellos, ni el artista como conocieron al niño salvado del Pozo Amarillo y por lo tanto no pueden calcular si el niño tenía seis años u ocho o si cifraba ya los diez. Pero de que la imagen representa a San Juan de Sahagún no tenga ninguna duda. ¿Por qué caminos vino San Juan a dar a la iglesia de Santa María la Mayor de Soria? No lo duden tampoco, aunque la respuesta que doy a esta pregunta no la pueda apoyar con argumentos tan expresos como a la anterior. Pero hay apoyo documental suficiente, veamos. Un poco más debajo de la Colegiata de San Pedro, a la izquierda bajando hacia al Puente del Duero por la carretera antigua hacia Navarra, estaba el convento de San Agustín con una comunidad nutrida y prestigiosa. En él estuvo algún tiempo Fray Luis de León, como en el convento Mercenario de más arriba al pie de la dicha carretera, estuvo también el célebre dramaturgo Mercedario Fray Gabriel Téllez-Tirso de Molina. De ambos conventos he conocido restos en el siglo XX. Abajo y arriba estuvieron ambos monasterios hasta el tiempo de la exclaustración del siglo XIX. Bastaría hurgar un poco en los libros parroquiales de Santa María y en los protocolos del Archivo Provincial, donde he pasado algún tiempo de búsqueda sobre otros motivos históricos, para poder asegurar el camino o vía agustiniana de San Juan a la iglesia de Santa María la Mayor... No me extraña que incluso alguno de los sacerdotes que asisten en Sta. María le resulte difícil identificar a San Juan de Sahagún en la hornacina. En tiempo y en espacio, sobre todo del tiempo a que nos referimos Sahagún caía muy distante de Soria. Si hubiera sid0o algo más hacia el noreste, otra cosa hubiera sido. Recordará Acacio nuestras sorpresas producidas por el encuentro de la representación de San Juan, en pintura y en escultura, en lugares tan distantes y diversos como Codornillos, Salamanca, La Alberca, Madrigal de las altas Torres, Puente Almuhey, los Melgares, Velilla de Valdetuejar, Burgos, el Perú, Filipinas, etc. Fue el año 1993 al preparar el libro «San Juan de Sahagún, fenómeno social del siglo XV» cuyas ilustraciones son en la mayor parte de Acacio Díaz. Algunos de Sahagún y Salamanca se sonreirán al leer este reportaje, o como se quiera llamar. Se me ocurre una idea antes de terminar: Zaida, que es profesora en el cercano Colegio del Corazón de Jesús, podía ingeniárselas para hacer llegar un ejemplar del libro citado al Párroco de Santa María. Ya sabe que no tiene más que subir la calleja en leve repechín que sube a baja desde la Plazuela de Fuente Cabrejas y el Colegio hasta la Plaza Mayor, en cuyo lado nordeste está la iglesia. Por allí bajó Santa Teresa cuando en 1581 fue a fundar a Soria. Seguro que más de un sacerdote exclamará al leer el libro: «¡Pero hombre, si se trata del santo torero y pacificador y patrono de Salamanca San Juan de Sahagún de Campos. Mira cómo se puede enseñar en un externado y en el interior de una iglesia!». Y seguro que el santo, desde donde ahora está dirá complacido: «Mira cómo aún tengo compatriotas facundinos, devotos apóstoles de su Santo patrono». Cuestión de pensar un poco en la idea