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Los pájaros apuntan a la escopeta

La convulsa situación del valle en materia laboral y ambiental hace de la comarca un polvorín político, en el que los comités locales de PSOE y PP cargan contra sus superiores Antes hub

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Publicado por
Miguel Ángel Zamora | Cristina Vergara - león | villablino
León

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Distinguido históricamente como territorio de la izquierda por excelencia en la provincia, el valle de Laciana pasa estos días por una situación política especialmente delicada, que convierte el futuro de la zona en una incógnita. El problema de las formas parece ganar la partida al del fondo, y en el final de la primavera, Villablino se agita. La firma de un convenio con la Minero Siderúrgica de Ponferrada resultó ser el detonante de la situación. Ayuntamiento y compañía firmaron un acuerdo por el que la firma minera que dirige Victorino Alonso, aporta una serie de contrapartidas a la concesión de las licencias de explotación de cinco cortas a cielo abierto. Ana Luisa Durán (PSOE) encontró una revuelta interna de su comité local donde esperaba una palmada en la espalda -suponía que el resultado económico del documento aparecería positivo a los ojos de sus compañeros- y tanto se caldeó la confrontación entre favorables y opositores que hubo que llegar a una solución externa. Más que nada, porque en positivo pensaban sólo los cercanos al bastón de mando. La teoría del remedio y la enfermedad cobró cuerpo con la solución. A Miguel Martínez se le antojó por reacción lógica la suspensión de militancia de los 12+1 implicados en el embrollo, y parte de las bases expresaron su desacuerdo aprovechando la jornada de la teórica asamblea local que nunca llegó a llevarse a la práctica y estaba prevista para el domingo de la semana pasada. Del puño izquierdo en alto al corte de mangas dista apenas un antebrazo, y en más de un caso, así terminó el tema. Así, y en el compás de espera en el que se ha metido la situación la noticia es que no hay noticias. Figura clave en el listado político socialista lacianiego, Antonio Felipe Remior decidió poner sus cargos (que no su acta de concejal) a disposición de la alcaldesa. Si no lo hubiese hecho, el resultado habría sido idéntico. La arrendataria del sillón presidencial del Ayuntamiento de Villablino respondió en nota oficial con un escueto propósito de la espera, en lo que llegan tiempos mejores, y no sólo en el clima, que también anda caliente por la comarca. «No hay nada que decir, solamente manifestar el respeto a su postura». Y en eso, empezó la última semana de junio, igual que acabó el mes; con la sensación de que las tempestades y las calmas pasean de la mano con más frecuencia de la debida, sobre todo cuando el asunto no tiene que ver con el agua, y anda el carbón de por medio. Lo de siempre.