El alcalde de Castrocontrigo lamenta que se paralizaran las presas del Cobanayo y el Sardonal
La sequía convierte a los ríos Eria y Duerna en una sucesión de charcas
Los pozos artesianos permiten a los agricultores regar sus campos en ambos valles
La situación del ríos Eria y Duerna preocupa en ambos valles. Ambos se han convertido, en una gran parte de su recorrido, en una situación de charcas de diferente tamaño y pozas aisladas: ya no queda agua que forme una corriente. Alcaldes y pedáneos de ambos valles calificaban ayer la situación de calamitosa, al cumplirse los peores pronósticos si continuaba la sequía. En el Eria, Carlos Morán, pedáneo de Torneros de la Valdería y concejal del Ayuntamiento de Castrocontrigo por el PSOE, señalaba que en la cabecera de éste y en la localidad aún existe el cauce, pero en Castrocontrigo, unos kilómetros río abajo, «el agua ya ni corre», motivo por el que «me han comentado los guardias forestales que están sacando la pesca -las truchas- entre Torneros y Castrocontrigo, donde empieza a secarse el río». Para el alcalde de Castrocontrigo, Aureliano Fernández Justel, del PP, en una situación es de «absoluta sequía, lamentamos que la tramitación del embalse que debía garantizar el caudal ecológico del río se haya paralizado». Fernández, que se dedica a la agricultura y la ganadería, aseguraba ayer que «los cultivos de patatas, alubia y hortícolas se están secando» y advertía del menor rendimiento que experimentarán este año las explotaciones agrarias. El alcalde destacó que la presa del Cobanayo, en el Eria, «ya había superado el estudio de impacto ambiental y disponía de consignación presupuestaria. Me consta que los cargos del PSOE de la zona están a favor de la presa, pero necesitamos que convenzan a su partido y a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) de la necesidad de regular este río y el Duerna». Pozos para regar En términos similares se expresó el alcalde de Castrocalbón, Benigno Pérez Cenador, que destacó que en su término municipal «los agricultores pueden regar gracias a los pozos artesianos, porque del río apenas entra una lágrima». Es en la cabecera del municipio donde la presa de la piscina fluvial recuerda otras estampas del Eria. Aunque, más allá de ésta vuelve los charcos. En el Duerna, José María González Rodríguez, presidente de la junta vecinal de Miñambres, describía una situación parecida y destacaba el uso de motores para conseguir regar las explotaciones agrícolas con el agua de los pozos y pese a que las tierras se encuentren distantes de éstos. «Este año, regar está saliendo por un ojo de la cara», explicó González.