El Ayuntamiento suspende el riego para salvar los peces de La Tabla

El alcalde de Santa Elena de Jamuz, Jorge Fernández, espera que las medidas adoptadas ante la escasez de agua en el pantano de La Tabla, en Jiménez de Jamuz, comiencen a dar fruto mañana, de manera que la fauna piscícola que sobrevive en el menguado embalse del río Jamuz pueda salvarse. Además, en vista del gran número de peces muertos que hay en el agua, el Ayuntamiento de Santa Elena de Jamuz se ha dirigido de forma oficial al Seprona y al Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León a fin de que se retiren los cadáveres y, de esta manera, se evite que su putrefacción contamine el agua. El regidor explicó que ya posee «el informe medioambiental», que había encargado a un biólogo que trabaja en el desarrollo de la Agenda Local XXI del municipio: «El estudio concluye que la muerte de los peces se debe a la falta de oxígeno en el agua que queda en el pantano», explica el regidor. Fernández había acordado ya para el día 7 que no se regara con el agua de La Tabla, medida que se cumplió «gracias a la colaboración de quien tiene los derechos de riego de la presa». Sin embargo, pese a la medida, «hace una semana aparecen los peces muertos y vemos que agua no llega más que en dos surcos, como dicen aquí; es decir: dos hilillos». El alcalde continúa diciendo que «con quien no puedo hablar es con el sol, que es el otro que gasta agua -hay una evaporación muy fuerte-, pero sí con los regantes de Jiménez, que toman el agua de la presa de Caz, quienes también van a echar una mano». Una especie más Así, tras regar sus terrenos, sobre las siete de la tarde de ayer se cerró la pequeña presa que, aguas arriba de La Tabla, utilizan los agricultores del pueblo, medida que «permitirá que llegue más agua para mantener a los peces que quedan vivos». El alcalde confirmó la muerte de carpas y barbos, añadió la tenca a la lista negra y espera que, si es necesario, «se repueble el pantano: las carpas se recuperan con mucha facilidad y los barbos desovan aguas arriba, pero me preocupa la tenca, para mantener el embalse como reducto de pesca de este ciprínido y por mantener las aves del pantano». Algunos pescadores de la zona han sacado peces de La Tabla para llevarlos en calderos de agua hasta lugares en los que puedan sobrevivir, como, por ejemplo, el cauce del Órbigo.