| Crónica | Valdepiélago también tiene su Monumental |
Joselillo bendice una tarde divina
Carlos Esteban, Javier Esapañargas y Roberto Armendáriz llenan de trofeos la tarde de homenaje al ilustre torero de la comarca, fallecido en México y rememorado ayer
2.500 personas vibraron ayer con el espectáculo ofrecido en la plaza de toros portátil instalada en la localidad montañesa de Valdepiélago para presenciar la corrida mixta de toros y rejones, organizada para homenajear a Laurentino José López «Joselillo», torero de la tierra que falleció en 1.947 en la Monumental de México a consecuencia de una gravísma cornada que le costó la vida. Carlos Esteban (una oreja en cada uno de los dos toros de su lote), Javier Esapañargas (oreja en el segundo de la tarde y dos orejas en el quinto) y el rejoneador Roberto Armendáriz (dos orejas y rabo en el tercero en los dos toros de su lote) integraron el cartel, que hizo las delicias de los espectadores. En el coso improvisado de Valdepiélago, la tarde se inició con la ceremonia del minuto de silencio, que se guardó en memoria del ilustre Joselillo, cuya memoria recordaron especialmente sus tres hermanos, Argimira, Nieves y Rufino, de avanzada edad, pero que quisieron estar presentes en el acto y agradecieron especialmente la idea adoptada por las autoridades locales para hacer más grande todavía si cabe la figura del torero, al que rememoraron de forma emocionada, a pesar de que el paso de los años ha ido mitigando en cierta medida el dolor por su pérdida, que no el recuerdo de las tardes gloriosas que ofreció a la afición española, primero, y a la mejicana, después. El novillero zaragozano Carlos Esteban abrió el turno. De 19 años de edad, se le adivinan formas en su quehacer con el capote, si bien el dominio de la muleta es más evidente en el caso de su compañero de actuación a pie, el también maño Javier Esapañargas, que ganó los favores del público con constantes aplausos y una faena que derrochó entrega, esfuerzo, valentía y en algunos de los pases, cercanía al toro, muestra de arrojo y de buena técnica que, aún con las dificultades que entraña esta profesión, puede hacer pensar en una figura en ciernes, siempre que la suerte le acompañe más en la labor del estoque, donde ayer no estuvo especialmente fino. Lo mejor de la tarde El triunfador de la tarde fue el rejoneador navarro. Armendáriz sufrió incluso un pequeño percance en uno de los lances de su labor a caballo, de la que salió indemne a pesar de que se produjo en los primeros instantes de la pelea entre el corcel y el bóvido. Las reses de la Ganadería Lozano de Salamanca dieron buen juego en líneas generales, y como quiera que la climatología también bendijo el evento en cuestión, la tarde resultó redonda y en cerca de tres horas, el espectáculo quedó resuelto, con nota simpática incluida: retirar los toros fue labor de bueyes, a falta de mulas para realizar el cometido.