Diario de León

Valverde sorteó la pésima disposición de su lote para cortar una oreja a cada ejemplar

Padilla redondea una tarde épica de puerta grande para los tres toreros

El público premió la disposición de Finito de Córdoba con dos trofeos, aunque no hizo su mejor faena

La terna abandonó la plaza a hombros y por la puerta grande

La terna abandonó la plaza a hombros y por la puerta grande

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Silvia Merino - astorga
León

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Pasodobles, toros y una plaza abarrotada de gente dispuesta a disfrutar de una gran tarde taurina, la que tuvo lugar ayer en el coso astorgano. La jornada comenzó con Pistolero, un astado de la ganadería de Miranda de Pericalvo con 445 kilos de peso que se enfrentó a la elegancia de Finito de Córdoba. El toro estuvo escaso de fuerza sin blandear pero el presidente y a la vez alcalde de la ciudad Juan José Alonso Perandones, concedió al matador la primera oreja de la tarde. A la res más grande de la corrida, Cacareo, con 550 kilos de peso, se enfrentó Padilla, sustituto de Rivera Ordóñez, al que le fueron concedidas las dos orejas y el rabo. Comenzó la faena con una larga cambiada de rodillas siguiendo con unas verónicas de buen corte que el toro tomó bien. El torero puso tres pares de banderillas espléndidas, las últimas al violín. El primer toro de Valverde, Viscoso de 480 kilos fue recibido con una larga cambiada de rodilla. El astado salió con poca fijeza y con la cara muy alta y le entró bien al caballo consiguiendo casi derribarlo; fue un toro que repetía mucho pero el matador no tuvo suerte con la espada. El cuarto astado fue Lamparilla de 460 kilos de peso y de la ganadería de Victorino del Río, como el anterior de Valverde. Finito de Córdoba se encontró con un toro justo de fuerzas pero que a medida que la faena tomaba su curso se iba viniendo arriba. El toro aguantó gracias a la tarea del torero que se llevó otra oreja. Con anécdota El penúltimo toro de la tarde, llamado Beato y con 470 kilos fue recibido por Padilla con dos largas cambiadas de rodilla. En el capote fue un toro con fijeza echando la cara hacía arriba. Como anécdota de la tarde, el torero le pidió al picador que le dejara subirse al caballo, aunque finalmente no lo hizo. El premio a la gran faena: las dos orejas y el rabo. El último astado, Airoso y pesaba 480 kilos. Valverde no tuvo suerte ya que este último toro estaba muy justo de fuerzas. El matador le sacó lo poco que tenía y por ello se llevó dos orejas.

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