La Junta vigilará la evolución de La Tabla durante los próximos días

Botas, guantes, mascarilla y red formaban la equipación de los empleados del Ayuntamiento de Santa Elena de Jamuz, guardas forestales de la Junta de Castilla y León y obreros de una subcontrata de ésta, que ayer recuperaron cientos de peces muertos, en especial alevines, del embalse de La Tabla, en la localidad de Jiménez de Jamuz. El alcalde de Santa Elena, Jorge Fernández, capitaneaba a los seis empleados municipales que realizaron esta labor, que se extendió desde la ocho de la mañana hasta pasado el mediodía. El regidor estimaba que el peso de los ciprínidos recogidos podría situarse entre los 600 y los 700 kilos. La tarea fue más sencilla al principio, cuando se sacaron los ejemplares adultos y los alevines que, arrastrados por la corriente, se amontonaban junto al hormigón de la presa. Más penoso resultó el recoger los cadávares que habían quedado a lo largo de las dos orillas de la masa de agua -como anécdota cabe señalar que un albañil del Ayuntamiento utilizaba la paleta como herramienta con la que recoger los alevines-. No se pudieron sacar del agua un número indeterminado de alevines que flotaba en el centro del embalse, al hundirse en el lodo del fondo quienes rescataban los cadáveres. Estos ejemplares los rescatará el Ayuntamiento de Santa Elena de Jamuz, a medida que la corriente los impulse hacia la presa. Mejora la situación Pese a las malas condiciones que se han vivido en el pantano, aún hay fauna piscícola en el embalse de la tabla y se espera que pueda sobrevivir, tras haber aumentado el nivel del agua en unos cincuenta centímetros con respecto al viernes pasado. Para verificar si se cumple la previsión, los guardias forestales de la Junta vigilarán el embalse en los próximos días. Incluso aún podría subir más el volumen de líquido almacenado si se mantienen las restricciones de riego en las explotaciones de Jiménez y en Villa Adela. A mediodía de ayer, el embalse de La Tabla ofrecía un aspecto muy distinto al de jornadas anteriores. Si bien es patente la falta de agua, al menos había perdido la apariencia de ser una inmensa y desordenada morgue para carpas, barbos y tencas.