Lala Isla aboga por conservar el Cine Velasco por su carácter histórico
Un documental resumirá en diez minutos el Ciudad de Astorga
José María Merino destaca la similitud entre el lenguaje literario y el cinematográfico
La octava edición del Ciudad de Astorga, el certamen de cortometrajes que premia con búhos, se ha convertido en la caja que contiene otra y esta, a su vez, una nueva, y otra más... Así, en la sesión inaugural, Buster Keaton llevó a los espectadores de Velasco a otra sala de proyecciones y ayer, el escritor leonés José María Merino hablaba de la metaliteratura en El Quijote , al recordar los pasajes en los que el hidalgo y su escudero conocían la publicación de sus aventuras. Merino realizaba este comentario después de haber posado para el cortometraje del certamen de cortometrajes, que dirige y realiza Pedro Alvera, montador de uno de los cortos presentados ayer, Capea -de Basilio Martín Patino-. El director del certamen, Luis Miguel Alonso Guadalupe, indicó ayer que el corto del concurso tendrá una duración de unos diez minutos y se presentará el día de la clausura. Los protagonistas y actores son tanto los concursantes como los invitados y otros cineastas y actores que participan en el Ciudad de Astorga fuera de concurso. A modo de reportaje, la cinta incluirá, previsiblemente, la jornada de ayer, dedicada al cine documental español. El invitado de excepción a la mesa redonda que abordó este tema fue el escritor leonés José María Merino, que aseguró encontrar en El Quijote «una de las primeras miradas documentales», al mostrar al lector personajes y lugares reales. Merino recordó que el cine, en sus orígenes, tuvo un marcado «carácter documental, con la salida de los obreros de la fábrica y la llegada del tren a la estación» y estableció un paralelismo entre el documental y la narrativa, aunque el primero «cuente las cosas como son, con personajes y datos reales». «Una sala histórica» Lala Isla, escritora documentalista astorgana de Extranjeros de sí mismos , describió su experiencia personal al colaborar el mejor documental que se llevó un Goya en el 2002. Isla abogó por la conservación del Cine Velasco, sala histórica en su opinión, en cuya pantalla se puede disfrutar de cine mudo y de películas de diferentes nacionalidades, gracias al certamen, como reacción a la excesiva comercialización del séptimo arte en Estados Unidos.