El protagonismo de los pastores

Estamos ante la enésima Fiesta del Pastor, consolidada como la más antigua de cuantas se celebran en el ámbito de las patrocinadas por la Diputación leonesa. Caía en buena tierra, tierra abonada por los siglos de andadura que marcó el eje norte-sur de una trashumancia que no sólo fue vehículo para trasladar «churras» o «merinas», sino que fue también vehículo cultural, donde el intercambio gastronómico, folklórico y costumbrista dejó una huella imborrable, que a pesar del tiempo y la notable disminución de la cabaña ganadera, se palpa entre los recios montañeses que se mezclaron y convivieron con toda la armonía que les comunicaban sus colegas extremeños. El retablo de hoy, encajado en el contexto pastoril, quiere aclarar, en clave histórica, algunos conceptos de lo que fue la gran riada de ovino y caprino que circuló en ida y vuelta por las cañadas de la provincia. A partir del siglo XIII, y ya reguladas las ordenanzas, que durante siglos rigieron el llamado Concejo de la Mesta, aparecen en León las delimitaciones viarias impuestas por las cañadas reales -90 varas de ancho y los cordones 45 varas de anchura-. Dos siglos más tarde, la ya poderosa Mesta, alcanzaría la plenitud de derechos con la promulgación de las nuevas ordenanzas, en 1492, por los Reyes Católicos, que posponen los intereses de los agricultores a los de la gigantesca trashumancia, pues en esta fecha controlan, desde la Corona de Castilla, nada menos que unos cinco millones de cabezas de ganado ovino, encuadrado casi en su totalidad en grandes cabañas pertenecientes a la nobleza y a los «ricos-homes» de las dos mesetas. De esta manera pudo remontarse, en parte, la depauperada economía de las dos Castillas, que había sido herida de muerte con la expulsión de judíos y moriscos, dueños casi absolutos, en aquella época, del mercado y las finanzas en los recién unidos reinos cristianos. Por eso, la industria de la lana fue en aquellos momentos la tabla de salvación que impidió el hundimiento económico; no en vano las dos terceras partes de la producción se exportaban al extranjero, gravando la Corona, cada saca de lana que fuese a los Países Bajos, con un ducado, mientras que las sacas enviadas a Italia pagaban el impuesto de dos ducados. Había que mimar, pues, los intereses trashumantes, aunque con ello se hacían cada vez más profundos los seculares enfrentamientos del pastoreo y la agricultura. Trasiego No es extraño, que con el enorme trasiego que tuvo nuestra montaña, se institucionalizase una fiesta con arraigo popular, arropada por la Diputación Provincial, y haya surgido desde hace unos cuarenta años en torno a las tierras de Luna. La «fiesta del pastor» que, con profundas connotaciones ganaderas, reúne a una enorme cantidad de gentes relacionadas con el pastoreo, que lucen orgullosas sus mejores ejemplares de ganado ovino y caprino en un verdadero alarde de profesionalidad y competencia. También es tradicional la muestra de los impresionantes mastines leoneses, fieles custodios de nuestra cabaña, que alcanzan cotas sorprendentes de pureza, y cuyo «pedigree» tienen a gala demostrar sus dueños. Un pastor mayor Cada año, con más acierto por parte de los organizadores de esta fiesta, se nombra un «pastor mayor» de los montes de Luna, que asistido por los rabadanes y acólitos representativos de la cantera pastoril, sube al podio para agradecer su nombramiento y ensalzar las virtudes de los hombres de la zona de Luna. Este año, en la edición que se celebrará hoy domingo día 11, según ha dado a conocer el entusiasta alcalde, Jesús Darío Suárez, el nuevo «Pastor Mayor» será Manuel Núñez Pérez, un leonés de lujo que fue en su día ministro de Sanidad. Sus rabadanes, Eloy Presa García, de Villadangos de Arbas y Aníbal Díaz García, de Pinos, compartirán podio con el homenajeado. Como novedad a tener en cuenta está la de tener como oficiante principal en la misa de la fiesta al propio titular de la Diócesis de León, el Obispo don Julián López Martín, asistido por el secretario del Obispado. Después, por la tarde, una vez concluidas las valoraciones y puntuaciones de los distintos concursos, se procederá a la entrega de premios y trofeos en la campa del «colchón» de la presa del embalse de Luna.