Las brigadas forestales vigilaban ayer que las llamas no se reavivasen

La alcaldesa de Luyego, Marisa Rodríguez, y su homólogo de Lucillo, Pedro de Cabo, que en la noche del sábado confirmaron a este periódico que daban por extinguido el incendio en el recinto militar, aseguraron a última hora de la tarde de ayer que el fuego no se había reavivado. Sin embargo, ambos indicaron que permanecían activos pequeños focos que producían columnas de humo, producto de los últimos coletazos del siniestro, por lo que restaron importancia a este hecho y consideraron que el peligro había pasado. De Cabo, además, indicó que en la zona continuaban brigadas forestales para controlar la evolución de la situación y evitar un hipotético resurgimiento de las llamas. Así pues, parece llegar a su fin el incendio más grave en el campo de tiro en los últimos años, que superó en superficie quemada, según los alcaldes afectados, al que en septiembre de 1998 arrasó varios miles de héctareas de bosque fuera de la zona acotada tras unas maniobras militares. El fuego, que comenzó el pasado martes, permaneció activo durante cinco días, y despertó la indignación de numerosos vecinos de la zona que tenían la sensación de que la Junta y el ejército dejaban morir por sí mismas a las llamas y centraban sus esfuerzos en impedir que salieran fuera del perímetro restringido. Dos de los momentos más difíciles en la evolución del suceso fueron la noche del martes y la del viernes, en las que el fuego amenazó, respectivamente, el monte de Molinaferrera, en Lucillo, y el pinar de Tabuyo, en Luyego.