De la Altafría al cuarto congreso

Corría el año 1904 y Pablo Iglesias hacía «gira» sindical por Tierra de Campos. En Valderas dio el mitin en la Altafría, un lugar que es como dice su nombre: alto y frío. Un siglo después el secretario general de UGT, Cándido Méndez, depositaba en las estanterías de la flamante sede de la Fundación 27 de Marzo su carné de militante. Fermín Carnero hizo lo propio con el suyo, una tarjeta de plástico con banda magnética más parecida a una tarjeta de crédito que a los dos carnés históricos colocados a su lado como legado simbólico de la misión de salvaguardar la memoria histórica. Los tiempos cambian. La casa, levantada sobre una laguna desecada por los obreros de Valderas «con sus manos y a veces hasta con su dinero, después de las jornadas laborales», también ha cambiado. La reforma rasgó el muro del patio para abrir ventanales y convertirlo en un lugar «más amable» para el trabajo, niveló el suelo del salón e incorporó placas solares para el autobastecimiento energético. Pero también evoca el espacio primitivo -el altillo de estantes recuerda a los palcos- y «hay una intención de reivindicar el rojo, protegerlo y empujarlo», precisó el arquitecto. Hubo tradición, presente y futuro también en los rostros. Pérez Fontano, entre los veteranos y los aspirantes a suceder a Fermín Carnero, Agustín Prieto y Mariano Carranza como incógnita de futuro. Se situaron a una fría distancia, conscientes, tal vez, de su equidistancia en la pugna del IV congreso de Castilla y León. Los documentos del debate también quedaron guardados en los estantes.