Donde la Salve se hace maragata
La romería de la Virgen de los Remedios concita alrededor de 10.000 fieles en la ermita de Luyego de Somoza, para honrar en procesión la figura de la patrona de la comarca
A la Virgen no le importó demasiado, seguramente, que la jovencita entretuviera los prolegómenos de la procesión con el móvil: «Estoy mandando un mensaje a mi hermana, está en Londres, acaba de empezar y el curso, y tiene un poco de bajón». La tecnología, que ha sido capaz de inventar los SMS para llegar en segundos a cualquier lado del mundo, aún no ha sido capaz de inventar un chip que explique por qué desde hace décadas y décadas, el fervor popular pervive, por encima de los adelantos científicos. A la Virgen no le importó demasiado, seguramente, que la procesión empezara con tres minutos de adelanto. Es fácil a la una de la tarde hubiera más de 10.000 romeros en la ermita que, cada segundo domingo de octubre, concita a La Maragatería en pleno para honrar a su patrona. Porque aún con el cielo mínimamente nublado, el sol se dejaba sentir con ganas. A la Virgen no le importó demasiado, seguramente, que al entonar el cántico por excelencia, hubiera más corazón que musicalidad en las gargantas de los romeros. «Gane 40 días de indulgencia quien rezare una Salve delante de esta soberana y milagrosa imagen de Nuestra Señora de los Remedios» dice la inscripción de la fachada de la ermita, esculpida en la piedra, justo detrás de una pancarta menos artística, más voluntariosa, que reza «Viva la patrona de La Maragatería». A la Virgen no le importó demasiado, seguramente que, la campana del santo lugar tañera machacona casi toda la mañana, a punto de hacer daño en los oídos. Porque en el momento en que se inició el sacro cortejo, el silencio se apoderó de la calle Real y de la Plaza de Nuestra Señora de los Remedios. Y sólo quedaron en el aire los saltos de los danzantes y los pañuelos que, a duras penas, disimulaban las caritas bellas de lo más jovencito de la comarca. Humo, no fuego A la Virgen no le importó demasiado, seguramente que el aire se impregnara de repente de esos olores que recuerdan los días en que los montes del Teleno se llenan de humo. Quizá porque que esta vez, a Dios (y a la Virgen) gracias, se trataba simplemente de las velas que adornan la entrada de las iglesias. A la Virgen no le importó demasiado, seguramente que el año pasado se recaudaran casi 8.000 euros en donativos. «Y eso que había estado lloviendo toda la semana, que este año, con el calor, ha venido más gente y vendrá más dinero». Tanto público trae tanto atuendo, que no hay uniformidad en la ropa. Y allí, una camiseta naranja homenajea al BRIF de Tabuyo del Monte, y acá, un jersey de Hugo Boss pasa más desapercibido. A la Virgen no le importó demasiado, seguramente, que la seguridad de tamaño gentío estuviera en manos de apenas un par de efectivos de la Guardia Civil, porque, acorde con los tiempos, ahora la Benemérita manda a estos asuntos parejas de las verdad, de las de hombre y mujer, como Dios manda (nunca mejor referido), que si dentro de la ermita había 500 fieles rezando, los del turno de espera se multiplicaban casi por 10, pero todos en amor y compañía, y con alma pacífica, que es de lo que se trata. Apenas un cuarto de horas A la Virgen no le importó demasiado, seguramente, que la procesión se acabara haciendo corta, de un cuarto de hora escaso. «La tradición de bailar delante del paso viene de cuando la Coronación, antes no se hacían estas cosas, y si acaso, lo hacían el día de Santa María, como mucho» informaba solemne un vecino a otro, a medio camino entre la discusión y la aclaración. A la Virgen no le importó demasiado, seguramente, nada. Porque ayer era su día, y el día de La Maragatería. Y solemne, egregia, a la izquierda del altar supo que el pueblo entero sigue a sus pies. Sea por muchos años. Porque eso, a la Virgen, sí que le importa. «Gane 40 días de indulgencia quien rezare una Salve ante esta soberana y milagrosa imagen» INSCRIPCIÓN DE LA ERMITA