Los beneficios de la mototerapia
Un grupo de aficionados a los vehículos de dos ruedas dedicaron la mañana de ayer a hacer un poco más felices a medio centenar de discapacitados de los centros Asprona y Cosamai «Nos basta c
Se llaman a sí mismos Grupo de Moteros Solidarios, y ayer demostraron una vez más el por qué de su nombre: una veintena de amantes de la velocidad procedentes de Astorga, La Bañeza y León metieron la segunda a bordo de sus flamantes naves para arrancar sonrisas a discapacitados y afectados por síndrome de down. La localidad de San Román de la Vega, perteneciente al municipio de San Justo, rugió como nunca antes sacudida por las cilindradas de motos BMW, Suzuki, Yamaha u Honda. Pero los hombres y mujeres de Asprona, en León, y Cosamai, en Astorga, no reparaban en la marca de los vehículos, de tan emocionados como estaban. «Nunca he montado en moto, me da un poco de miedo», advertía José Luis Cartón, de Asprona, mientras su compañero Albino Salas apuntaba: «Yo quiero que vayan despacio, y si me gusta, pediré que me dejen repetir». Todos se arremolinaban en torno a los moteros para contemplar sus motocicletas mientras el coordinador del grupo, Ramón Carro, daba instrucciones sobre cómo comportarse durante la actividad. «El circuito es de apenas un kilómetro por las calles del pueblo, discurre por zona asfaltada y lo recorreremos a unos diez o veinte kilómetros por hora», tranquilizaba a los más miedosos. En total, 15 discapacitados de Asprona y 30 de Cosamai, acompañados, respectivamente, de tres y de cuatro monitores, junto a cinco afectados por síndrome de down, fueron los afortunados destinatarios de esta iniciativa. Elio Fernández, el padre de uno de los usuarios del centro astorgano, mostró ayer su confianza en que la propuesta contribuya a que los discapacitados mejoren en sus afecciones. «Además, se distraen mucho con estas actividades», indicó. De la misma opinión fueron los monitores Laura Mayo y Mamen Robles, deAsprona, y Javier Fernández, de Cosamai. «Estas terapias tienen un beneficio integrador, porque estas personas pueden participar en algo que de otro modo sería impensable», apuntaron las primeras, mientras que Fernández explicó que «a nivel emocional, para ellos supone un reto, aunque sólo sea subirse a una moto». Los tres coincidieron en que los discapacitados habían mostrado muchísima ilusión por esta cita.