Martínez Cabrera y el Teleno

QUERIDO hermano: Así ha sido. Han tenido que pasar más de 69 años para que la memoria de un maragato -se diría entonces de pro- sea reivindicada. El general Martínez Cabrera vuelve a ser tenido por quien era: un hombre bueno, un enamorado de su tierra, que fue en buena medida parte y causa de su desdicha. Ahora que el Teleno vuelve al candelero de la actualidad por aquello de las restricciones y la esperanza del virtualismo, bueno será decir, y que se sepa, que fue Martínez Cabrera quien lo descubrió como tal campo de entrenamiento. Acaeció por el año 1934; año en el que se produjo el gran choque entre nuestro general y Franco. Así fue, hermano. Martínez Cabrera desempeñaba entonces el cargo de Jefe de Estado Mayor; Franco otro alto puesto que no recuerdo en este momento. Ese gran choque se produjo por la elección del lugar donde habían de realizarse aquellas maniobras generales. Mientras Franco abogaba por la Mancha, Cabrera puso sobre la mesa todo su peso de jefe y se las trajo al Teleno. Nunca se lo perdonó el ferrolano; unido a esto estaba, aunque bien moderado, el liberalismo convencido de Cabrera, añadiendo su pertenencia a la masonería. Tengo en el recuerdo, hermano, aquella inauguración de la carretera a Santa Marina de Somoza, donde veraneaba una hermana de Cabrera. Era en los años 60. El hijo de la hermana, por tanto sobrino del general, Antonio Carro Martínez, entonces director general de algo y más tarde ministro, peroró en la escuela del pueblo escoltado por los retratos de José Antonio y Franco. Don Magín Revillo, que había sido amigo de Cabrera, me susurró: «Si don Toribio levantara la cabeza...» Ahora, casi después de 70 años, Toribio Martínez Cabrera vuelve a ser hijo adoptivo de Astorga. La distinción, el honor del nombramiento, se lo había ganado a pulso; el motivo para ello fue el de las famosas maniobras del 34. Pero desde mucho antes lo tenía merecido; estaba implicado en conseguir el progreso y mover la cultura maragata, sin excluir a Astorga. En 1910, siendo capitán, trabajó codo con codo al lado de los miembros de la Junta del Centenario de los Sitios, y en especial con don Marcelo Macías. Y pronunció, en ese año, una memorable y magnífica conferencia sobre La táctica militar en los Sitios de Astorga . Si quieres leerla puedes venir a casa. Con don Matías Alonso Criado y Senso Lázaro promovió y creó los pósitos de Foncebadón y Andiñuela para ayudar a los pobres labradores de la comarca; ponía su influencia en Madrid al servicio de Maragatería buscando la mejora de los caminos; y fue un defensor a ultranza del ahora -y siempre- controvertido embalse del río Duerna, apostando por otro en su mismo pueblo, Andiñuela, sobre el Turienzo y el de Casares sobre el Jerga. No sé, hermano, qué opinaría hoy el general Cabrera sobre el Teleno y el campo de tiro y del contencioso que sobre el mismo viene manteniéndose desde 1981; no sé cómo vería la actitud de algún biznieto en este aspecto. Lo que sí sé, con absoluta certeza, es que él buscaba mejorar las condiciones de vida, tan precarias, en una comarca deprimida absolutamente; en ello se afanaba, en mejorar la tierra de sus amores y promover la cultura en la misma. El estallido de julio de 1936 lo cogió, acaso, con el paso cambiado; y sirviendo al poder legítimo sufrió cárcel y vejaciones, consecuencia de su integridad moral, política y militar. Después nadie fue generoso como él supo serlo. Aquellas maniobras fueron su perdición. Aunque sea contradictorio para estas fechas, en ese monte alguien debería tener un recuerdo para el general Martínez Cabrera.