Diario de León
Publicado por
PEDRO V. ÁLVAREZ COLLAR
León

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LO QUE EN la capital se conoce como la carretera León-Caboalles, por aquí, por estos valles abandonados de la mano de cualquier dios le llamamos carretera de Omaña, porque cruzando esta comarca a la que aquellos romanos a los que tanto les costó conquistarla así le llamaron dada la resistencia que los nativos oponían a ser conquistados por el imperio, hombres-dioses (Homus Manium). Pues resulta, que desde los altos poderes de la Junta de Castilla y León les dio por hacer de aquella carretera tercermundista algo más transitable, algo que se amoldara a las necesidades de unas tierras que siempre han dado mucho y siempre han recibido muy poco de los poderes públicos. Así, la carretera de Omaña se fue convirtiendo en algo más transitable. No olvidemos, que los lacianiegos en su mayoría, cuando hacemos el camino Villablino-León o viceversa, generalmente y a no ser que haya nieve o hielo y el Puerto la Magdalena esté blanco, lo hacemos por esta carretera. Pero aquello que iba a ser un camino de rosas, como digo entre León y Laciana, según se iba acercando a estas tierras fue perdiendo ímpetu y se quedó en lo que era, un mal camino de cabras. Así, pasando la Cascada del Pozu los Fumus, aún en tierra omañesa y entrando en Villar de Santiago ya en tierras lacianiegas, hay un cambio y aunque el piso haya sido algo remodelado, las mil curvas hasta llegar al pueblo de los dos ríos, Rioscuro, continúan casi en el mismo estado que cuando anduvieron aquellos romanos por aquí. No sé, si será porque los distintos y diferentes gobiernos municipales que hay por estos pagos desde que se sembró España de democracia no son afines ni por el forro con los que mandan en Valladolid. No sé, si será porque estos mismos gobiernos municipales no saben llorar en la capital de la Fasa, y ya se sabe aquello de que el que no llora no mama. No sé, si será por Pedro si será por Juan, pero lo que está claro y a la vista de aquel que quiera verlo es, que saliendo de la tierra de los hombres-dioses y entrando en el valle de la libertad, la carretera cambia tanto que parecen distintas, y no la continuación una de la otra. Cierto es, que en su momento desde el Ayuntamiento lacianiego se convocó a las fuerzas vivas del valle a manifestarse para presionar al ente comunitario a que reparase el daño, pero eran ya momentos en los que ni políticos ni sindicatos eran capaces de movilizar ni a los de casa y se juntaron en Rioscuro catorce y el apuntador y no se consiguió nada de nada. Posteriormente, en el tramo entre Omañón y el Puerto, pero sobre todo entre Villanueva de Omaña y Senra, se llenó de baches, baches que se hicieron posiblemente por haber sido construido todo este tramo con insuficiente relleno, y estar toda esta zona plagada de manantiales, que habrían exigido un tratamiento diferente a los demás tramos. Después de estar una eternidad de esta manera se reparó la zona tal y como suele hacerse por parte de la Junta, chapuza va y chapuza viene, y hoy así continúa. Pues, como era poco el tomate que teníamos hasta el momento, cuando se realizó el movimiento de tierras en toda la zona, nadie se percató de que había tramos que habían quedado con una pendiente excesiva y que en condiciones metereológicas adversas (nieve, heladas, lluvias, tormentas) podría haber un gran deslizamiento de estas tierras ante la falta de una consolidación del terreno. Pues como los dioses de la naturaleza castigan siempre a los hombres que hacen las cosas mal, lo que tenía que ocurrir ocurrió y una gran masa de tierra se vino abajo dejando a Laciana incomunicada con Omaña.

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