Con dos... decretos
PARECE SER QUE lo que está ocurriendo en los últimos tiempos a lo largo y ancho de esta piel de toro (y no de Osborne) que es España se está gobernando a base de decretazo va y decretín viene, o lo que es lo mismo a base de querer matar las moscas a cañonazos. Así si la cuestión es que hay que educar, concienciar y buscar alternativas, lejos de hacer esto, se hacen leyes prohibitivas en cualquier cuestión y palo y tentetieso al que se menee. Ejemplos tenemos con el nuevo código de circulación que se nos viene encima, que no será otra cosa que recaudar más impuestos a base de sanciones. Lo mismo ocurre con la más cercana ley antitabaco, con la de prohibir encender barbacoas, culpando de una desgracia que se podría haber evitado a todos aquellos que durante el verano se hacían sus chuletillas en cualquier monte, con sumo cuidado de que no ocurriese nada. Esto es como aquella tira cómica, que decía: «Bush propone talar los bosques para acabar con los incendios forestales». Aquí que en el seguidismo ciego a los americanos nos llevamos la palma, gobierne quien gobierne. Pues por estos valles la cosa ocurre más o menos igual que en el resto del país. Solo que con una ligerísima diferencia, al Ayuntamiento parece que siempre le toca bailar con las más fea. Así cuando desde la delegación provincial del gobierno Autonómico deberían de poner las cosas en su sitio, o sea, deberían de poner coto a los desmanes y tropelías que desde hace ya demasiado tiempo permiten a Vitorino Alonso y su MSP, pues no miran para otro lado y le cargan el mochuelo al ayuntamiento lacianiego y a su alcalde (sea este el que sea), responsabilizándole así ante el pueblo que ante el dilema de o me dejáis hacer lo que me sale de la entrepierna o vais todos (los que quedáis) al paro. Porque no me digan que sería necesario llegar al extremo de tener que dictar un decreto desde la alcaldía para que se cumpla la ley que a todos no obliga. Pues sí, si un juzgado emite un fallo obligando a MSP a parar sus ilegales actividades mineras a cielo abierto en el Feixolín, por ser contrarias a la ley, no debería de ser el propio juzgado quien conminase al gobierno autónomo, al gobierno central o a quien corresponda a obligar a cumplir esas leyes. Pues no. Todos se hacen los locos y miran a ver quien se atreve a poner el cascabel al gato. Y el gato, en este caso, más protegido que el pobre oso pardo, pues tiene protección por parte de Medio Ambiente y de Industria de la delegación de la Junta, tiene protección de la ejecutiva socialista provincial y comunitaria. Lo dicho tan solo le faltaría tener protección de Europa. Pero bueno, pensándolo bien, de poco vale que se dicten mil decretos de paralización si aquel que los recibe se los pasa por el forro y aquellos que los dictan poco o nada se preocupan de que sean cumplidos. Por eso si MSP está invadiendo con una escombrera un espacio protegido (y por cierto a los responsables provinciales de Patrimonio parece preocuparles poco también), y desde la alcaldía se dicta un decreto de prohibición, se responde mandando al para a 104 trabajadores, que ya se encargaran ellos de mover Roma con Santiago para que el decreto se diluya poco a poco. Si el decreto es para hacer cumplir una sentencia judicial, se calla no se dice nada y se continúa con el laboreo ilegal como si tal cosa. Pude leer un pensamiento del poeta catalán Salvador Espríu en una página de un colectivo palentino que quijotescamente también lucha contra gigantes defendiendo unos montes tan suyos como estos son nuestros y dice así: «A veces es justo y necesario que muera un hombre por un pueblo. Pero nunca será justo que muera todo un pueblo por un hombre».