Diario de León

| Reportaje | Un baile documentado en 1580 |

La Danza de Alija se hace sevillana

El grupo El Hilandón interpretará por primera vez fuera del Señorío del Infantado los pasos de la coreografía reservados, de manera exclusiva, a la procesión del Corpus

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Alberto Domingo - la bañeza
León

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Metodio Merillas vuelve a vibrar, como en los viejos tiempos, ante el nuevo reto artístico que se le plantea. El director del Grupo Folclórico El Hilandón, de Alija del Infantado, prepara el viaje a Sevilla del próximo fin de semana con el mismo rigor como los que, en otros tiempos, programó a tierras de Australia, Japón, Corea del Sur¿ como profesional, en una carrera a la que le lanzó la esposa del gran músico bañezano Odón Alonso padre, como dice el alixano cuando a él se refiere. El ex bailarín profesional acude al frente de El Hilandón a la Fiesta del Botillo del Centro Castellano y Leonés de Sevilla, al frente de una expedición de unos treinta vecinos de Alija, «en representación de la comarca de La Bañeza y de la provincia de León», asegura. En los actos, programados para el domingo que viene, concurren varias circunstancias que lo convierten en especiales para la villa de Alija del Infantado y, de manera especial, para el que fue artista profesional: Víctor Manuel Santos García, de padre alixano y directivo de la firma cervecera Cruz Campo, recibe el leonino de oro, galardón del centro autonómico sevillano, y, por primera vez, la Danza de Alija, en su parte religiosa con una duración de un minuto a minuto y medio, según el profesional de baile clásico español y flamenco, se representará fuera del pueblo. La participación del Hilandón en la fiesta leonesa de Sevilla se debe a la mediación del abogado, procedente de Alija, Ursino Ferrero Pérez, abogado afincado en la capital andaluza. Cuenta Merillas, al que un accidente de tráfico dejó impedido para el baile profesional en 1976, que la Danza de Alija, en su parte religiosa, la que se baila delante de Jesús sacramentado en la procesión del Corpus, volvió a interpretarse «hace dos años» después de que dejara de ejecutarse a mediados de los años 80. Tras el accidente que le dificultó el movimiento de su brazo izquierdo, Metodio volvió a su pueblo natal, Alija, tras haber recorrido una buena parte del mundo, actuando y conociendo diferentes países. Es entonces cuando se hace cargo del grupo de danzas local y, gracias a los apuntes que había ido recopilando sobre los bailes, canciones e indumentaria de la villa del Infantado, de la voz de los mayores del pueblo, cuando, en sus vacaciones, visitaba a sus padres. «Se habían perdido ya dos o tres bailes de los siete autóctonos del señorío y que el pueblo de Alija supo conservar», señala Merillas, tras asegurar que tomó conciencia de «la importancia de los bailes de Alija del Infantado» en los viajes que realizó por todo el mundo y, según enumera, de manera especial por Asia. «Los bailes de aquí son completamente distintos a los de cualquier otro lugar, aunque, en ocasiones, existen connotaciones con los de otros lugares, como en el caso de la Maragatería. Y hay que tener en cuenta que entre La Bañeza y Alija lo único que había hasta Benavente era Alija, paso obligado para los arrieros». A El Hilandón , con el regreso de Metodio Merillas y la recuperación de los bailes en su estilo más puro, «se le dio de alta, a todos los efectos, en 1986, año en el que se intervino en el programa de la primera de Televisión Española Gente Joven , donde quedamos los sextos del país. De la provincia intervino el grupo Reino de León, que no pasó de la primera fase, y nosotros llegamos a la segunda y hubiéramos quedado mejor su los chavales no se hubieran negado a vestir las enaguas que se lucen en la parte religiosa de la Danza de Alija», relata. Fue la primera ocasión que la parte religiosa del baile pudo haberse interpretado más allá del pueblo, pero el intento fracasó «porque decían que si se ponían las enaguas les iban a llamar maricas», añade Merillas. Así que, a la postre, la negativa de los danzantes a lucir la prenda con puntilla ante las cámaras de televisión, aunque no estuviera presente el Santísimo, supuso todo un boicot para el minuto y medio de danza recuperado hace dos años: «Estaban completas las cinco calles o lazos que forman la parte religiosa de la danza y toda su parte profana», explica el bailarín. Y, pese a haberse ensayado y montado, los alixanos mostraron otro baile a las cámaras de Televisión Española. Los preparativos Ahora, para el viaje a Sevilla, Metodio Merillas consultó con el alcalde de Alija, José Antonio Prieto, y con la cofradía del Corpus su intención de que la antigua danza, en su parte religiosa (documentada ya en 1580 y recogida en los estatutos de esta hermandad, a los que dio el visto bueno el Papa Paulo III, según dice Merillas) se interpretara en la fiesta de los castellanos y leoneses que residen en Sevilla. Todos estuvieron de acuerdo en que el baile saliera y quedaba entonces coordinarse con los anfitriones: La Casa de Castilla y León quería que se bailara en catedral de Sevilla, ante la tumba de Fernando III el Santo, patrón del centro, pero el privilegio de danzar en el templo recae en los seises de una serie de cofradías. Así que la solución que se ha buscado es celebrar la misa en una carpa en la Venta de antequera, a las afueras de Sevilla», de manera que el Santísimo estará delante de los ocho danzantes que le honran. Al son de la dulzaina y el tamboril, los bailarines, con enaguas y todo, dirigidos por un birria, realizan las venias oportunas ante el Sacramento para formar una cruz y realizar otras dos evoluciones con sus reverencias incluidas, según describe el ex bailarín profesional. El mismo día 22, El Hilandón ofrecerá los otros seis bailes típicos del señorío del Infantado: el Baile del Pretendiente , el de Esponsales, el de L os Pastore s, Santo Tirso, la Danza de la Perdiz y las Jotas de la Babucha . «Siete bailes hay en Alija, el mismo número que de cofradías y no sé si existe algún tipo de relación o es por casualidad», señala Metodio Merillas, que afronta el reto sevillano como el que se le planteó en 1950, cuando, «bajo la dirección de Odón Alonso padre, participamos en la inauguración del Teatro Emperador», donde el tamaño de las castañuelas que utilizó llamó la atención de la esposa del genial músico cuyos consejos le llevaron, años más tarde, a formar parte del ballet de José Tamayo y a trabajar con «estrellita Castro, Mari Fe de Triana¿ ¡Con tanta gente!», señala con pasión.

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