Más dureza contra los delitos medioambientales
El acto de ayer en Madrid fue protocolario, sin réplica, ni agradecimiento. Los alcaldes cogían el diploma por un lado y se marchaban por otro. Los leoneses hacían un cinco de once y aquello parecía una entrega de premios en una película titulada León , dirigida por Amenábar. Se sabía quien era el triunfador. Hasta el desayuno informal de después fue un tanto frío y al poco de acabar el acto, en el lugar de Nuevos Ministerios, Guillermo Murias aprovechaba para encenderse un cigarro imponente para los tiempos que corren. Allí decía que con más dinero se harían más cosas. De Lada-Velilla no se habló, porque aunque se barajó la posibilidad de alguna reunión, pronto se comunicó que el acto iba a consistir en una proyección y en la entrega de diplomas. Tal vez por ello, Javier Castroviejo, presidente del Comité Español del programa Hombre y Biosfera, en donde se acreditan las zonas reserva, alertó de graves problemas de contaminación en puntos seleccionados. La ministra tomó nota y pasó al ataque con advertencias sobre el urbanismo. «España camina por una senda insensata. Es necesaria una revisión del suelo y hay que imponer criterios que garanticen la igualdad de los españoles. Hay que llevar un plan hidrológico que determine si un cambio del suelo tiene garantizado el suministro de agua, por ejemplo», relató.