Diario de León

Cae el telón y toda una época para la comarca

El Ayuntamiento rescata una de las primeras máquinas que utilizó una sala con capacidad para un millar de personas

La máquina excavadora comenzó la demolición por la pared en la que se encontraba el escenario

La máquina excavadora comenzó la demolición por la pared en la que se encontraba el escenario

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Alberto Domingo - la bañeza
León

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Sólo la fachada del Cine Salamanca se mantenía ayer por la noche en pie, después de que, sobre las nueve y media de la mañana de ayer, comenzaran las tareas de demolición de la famosa sala. El derribo, esperado por anunciado -los preparativos comenzaron en el mes de diciembre-, cierra, de manera definitiva, una época para la ciudad y para una comarca que ha evolucionado con el tiempo y dispone de una multiplicidad de alternativas de ocio que, en la edad dorada del cine, no existían. No desmerecen de las del Salamanca los buenos momentos que muchos han vivido en otras salas que hubo en La Bañeza, pero el Salamanca destacó por su decoración y por un aforo que se llenaba pese al millar de butacas de que dispuso tras su reforma. La demolición, que no se completó por la necesidad de que la fachada sostenga aún cables de tendido eléctrico, dejó al descubierto la bóveda de cañón que sostenía el falso techo. Al despojarse al lugar de su decoración, se veía el ladrillo que la formaba, ya que, en aquel entonces, no existía el forjado. También se pudieron ver las paredes maestras de más de medio metro de grosor, según el estilo de construcción anterior al año 50 del pasado siglo XX. Pese a la sólida construcción, lo primero en caer fue el escenario y una pantalla que guarda miles de fotogramas, de vivencias que quedan en el recuerdo de quienes salieron a la terraza en los descansos de las proyecciones -frecuentes en los largometrajes de especial duración-, de quienes se colaron para ver alguna película «no autorizada para menores de...» Lo que se queda Los recuerdos siguen en pie, el cine y la fábrica de fideos y los almacenes de la fábrica de harinas ya forman parte de un paisaje urbano que ha pasado. A cambio, los bañezanos conservan la fábrica de harinas, edificio representativo de la arquitectura industrial de la ciudad, con toda su antigua maquinaria y los trabajos en la apertura del que será uno de los primeros museos de la ciudad, el del pan, junto al de la indumentaria de las tierras bañezanas. El Ayuntamiento de La Bañeza también ha logrado conservar un enorme mostrador acristalado y una de las primeras máquinas con las que se proyectaron las cintas. La pieza, de exposición, pasará a formar parte de los fondos del nuevo museo. La Bañeza y su comarca están sin cine desde que cerró el Salamanca. La llegada del Eroski hizo soñar a los bañezanos con la gran pantalla otra vez, pero la iniciativa no fraguó. El derribo es noticia porque el Cine Salamanca marcó época, no por las cualidades de un edificio funcional, que ha formado parte de la vida de muchas generaciones de bañezanos.

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