Los amigos de las motos clásicas comprometen su apoyo al circuito

«Algo más que la carrera de agosto» es lo que busca la recién creada Asociación Bañezana de Amigos de las Motos Clásicos, que ayer se presentó en La Bañeza y que se mostró dispuesta a «ayudar en todo lo que haga falta para que se haga el circuito de velocidad, pues por alguna razón la mayoría de los socios lo somos también del Moto Club Bañezano», según explicó su presidente, Tino Páramo. La nueva asociación no ha adoptado la forma de club deportivo, pese a la relación que tiene con el motociclismo, cuenta con catorce socios y puede reunir veinticinco máquinas con más de un cuarto de siglo de vida, periodo que les da el carácter de clásicas. La más antigua es un Irlesa, un ciclomotor (49 centímetros cúbicos) de fabricación española, con unos 65 años de vida, explicaban ayer. La asociación la fundan un grupo de amigos, que, con sus viejos cacharros, «dimos unas vueltas por La Bañeza el día de la carrera de la patrona. Ya cuando el moto club cumplió cincuenta años el Ayuntamiento nos pidió que organizarámos la exposición de clásicas de la feria de la moto, hace dos años», recuerda Páramo de los inicios del grupo, que legalmente existe desde mediados de diciembre. «Hay muchas» Los amigos de las clásicas afirmaron que en la ciudad «hay mucha moto clásica, pero la gente no las saca», argumento que respaldan en la cantidad de modelos que exhibieron en la Feria de la Moto del año 2004 y, cómo no, en la histórica afición motera de La Bañeza. La existencia del grupo podría ser un impulso para que las viejas glorias vuelvan a rugir por las calles de la ciudad, «en excursiones «de no demasiados kilómetros», en exposiciones o en intercambios con otros grupos de clásicas. La restauración de las motocicletas es uno de los fines de la asociación, aspecto en el que tienen cierta ventaja los socios que se dedican a la mecánica. En cualquier caso, la afición supone un desembolso importante en la compra de un modelo antiguo y en su reparación, aseguraron.