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| Reportaje | De León al cielo |

El maragato prodigioso

Evaristo García recibe en Madrid la medalla al Mérito en el Trabajo por toda una trayectoria dedicada al mundo de la restauración y los negocios pescaderos

La leonesa Amparo Valcarce entrega la medalla a Evaristo García

Publicado por
Pacho Rodríguez - madrid
León

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«Había un territorio extraño en León en el que, como era pobre, sus habitantes se atrevían a lo que nadie se atrevía. Por ejemplo, a llevar pescado desde A Coruña a Madrid». Marifé Santiago, escritora y asesora de Cultura de Presidencia del Gobierno, habló así de la tierra maragata de Evaristo García Gómez. Y, ayer, la osadía tuvo premio de los oficiales. El restaurador y empresario pescadero recibió la medalla de plata al Mérito en el Trabajo. Sus Pescaderías Coruñesas son santo y seña de buen hacer y buen vender, y su O`Pazo y El Pescador son dos lugares imprescindibles en las rutas gastronómicas de la mejor cocina. De la calidad de sus productos lo saben hasta en la Casa Real, clientes navideños. Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Servicios Sociales, Familia y Discapacitados, entregó el símbolo que resume toda una vida dedicada a que Madrid no sólo tenga puerto de mar, sino que sea el mejor y lo disfrute todo el mundo. Valcarce destacó y elogió la capacidad de trabajo de Evaristo García, al que calificó de «maragato de honor». Y aquel joven de Combarros que susurraba a las mozas maragatas canciones de Machín, habló alto y claro en el día de su homenaje. «Cuanto más mayor me hago, que nunca viejo, voy acercándome a mis mejores tesoros: mi infancia y mi Combarros. Y soy más Combarros, más Astorga y más León», narró Evaristo García. Y en la Casa de León, lugar en el que se celebró la entrega de la medalla, había un poco de todo ese León que anda por Madrid. García Gómez se congratuló de que hubiera una nutrida representación de la colonia leonesa en la capital, siempre dispuesta a no desperdiciar una ocasión par reunirse. «Somos la tierra que nos parió», afirmó el empresario. Y tan adentro lo lleva que hasta se arrancó con un baile maragato para demostrar que el asfalto de la Castellana no le ha hecho olvidar sus orígenes. Antes, cuando finalizaba su intervención, Evaristo García proclamó a los cuatro vientos de la madrileña calle Pez: ¡Viva León! ¡Viva Astorga! ¡Viva Combarros! La palabra maragata se convirtió así en una exclamación de compromiso con los ancestros. Marifé Santiago recordó que «siempre la palabra de maragato fue algo seguro, suficiente, proverbial». Se refería, seguro, a esa palabra a la que el homenajeado ha seguido al pie de la letra. Más allá de la recompensa simbólica, Evaristo García se llevó el reconocimiento de los suyos, de su familia, de amigos, de compañeros de profesión y de representantes de instituciones. Por allí pasó el famoso Lucio y el no menos reconocido restaurador José Luis. Félix Herrero, fiscal del Tribunal Supremo, tampoco quiso perderse el acto; al igual que Antonio Flores, presidente del Comité de Competición, gran amigo de García Gómez. Entre los más habituales de la casa, Domingo López Alonso y Félix Pacho Reyero, entre otros, también quisieron saludar a otra leyenda leonesa. Y, entre tanto, Rafael Álvarez, presidente de la Casa de León, junto a Cándido Alonso, presidente del Consejo Superior de la Casa de León e Isabel Mijares, vicepresidenta del centro, se encargaron de que todo estuviera en su sitio. Laurentino vigilaba aún más y el centro de Madrid sonó maragato, porque como decían algunos: «Maragatos somos todos». Evaristo García, al que le gusta la caza y caminar por su pueblo, jugarse un mus y echarse un baile, a partir de ahora, tendrá una medalla en algún lugar de su vida para que le recuerde que gracias a su vocación de pescadero ha conseguido el prodigio de que la gente siempre quiera estar con él. Seguro que, hoy al mediodía, él estará al pie del cañón en alguno de sus negocios.

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