CRÓNICAS PÉSICAS
¡Omaña insumergible!
ASÍ REZABA LA DESHILACHADA pancarta que, colgada de la vieja iglesia de Riello, recibía a los que viniendo de Laciana nos dirigíamos camino a León. Aún puedo verla dentro del archivo fotográfico que todos guardamos en nuestro interior. ¡Omaña Insumergible!. Estaba hecho con una letra gótica muy bonita y muy segura, con la seguridad que da el defender la JUSTICIA (así con mayúsculas). Esa justicia que, aquellos a los que elegimos para que lo hagan por nosotros, dándoles en nuestro voto nuestro apoyo y nuestra confianza, ignoran y se ponen del lado de la fuerza antes que del de la razón. Han pasado los años, casi veinte, y personas y personajes continúan por estas tierra de Omaña (Homus Manium u hombres dioses que les llamaron los romanos). Si envejecida estaba Omaña en aquel entonces, aún más lo está hoy, a falta de sangre joven que riegue sus prados y are sus tierras. En la lucha por la supervivencia esta juventud, en su mayoría cargados de una preparación enorme han de emigrar a buscarse el garbanzo a otros lugares, posiblemente más llenos de asfalto y menos bonitos que su Omaña natal. Es la ley de la vida. Los personajes continúan por estos pagos mandando a diestro y siniestro, pero seguros de que importan más las cantidades que las calidades, y eso se mide en los votos electorales que en mayor número vienen de las tierras de regadío de los páramos leoneses. Si en aquel entonces, trataban de ahogar los valles de Omaña con sus pueblos, tal y como ocurrió con los de Riaño o anteriormente los de Luna, ahora, veinte años después vuelven a sonar tambores de guerra en Castilla anunciando más de lo mismo. El consejero de Agricultura, José Valín quiere sembrar la discordia para más tarde recoger votos, y anunciaba días atrás la regulación del río Omaña para así poder regar las tierras paramesas. Otra vuelta de tuerca, pero tan fuerte que con ella el tornillo ya se ha pasado de rosca. Ahora Omaña goza de una protección medioambiental de la UNESCO, estamos metidos hasta las trancas en Europa, tanto que aquellos que antaño defendían la construcción del embalse, como es el caso del alcalde de Riello, Cipriano Elías Martínez se oponen hoy al mismo. ¿Será que el detentar el cargo de diputado de Medio Ambiente conlleva estas conversiones a la defensa del mismo (del medio ambiente), aún oponiéndose a su partido en Valladolid? ¿Será que por fin, Pano vio la luz, esa que antaño le cegaba y le hacía anteponer los intereses del partido al bien común?. Sea como fuere, el debate sobre si sería aconsejable la regulación del Omaña para regar el Páramo continúa abierto hoy, casi veinte años después de que el sentido común comenzará a reinar por aquí. Aún no entendemos que el pantano de Riaño lleva unos cuantos años terminado y su aprovechamiento en tierras leonesas brilla por su ausencia. ¿Será que sus aguas riegan en Valladolid?. El caso es que hoy, cuando se están cuestionando producciones agrícolas diversas por sus costes, por sus excedentes, por los muchos problemas que trae el no planificar hacía donde camina el campo leonés pensando en el futuro, no en el contínuo parcheo, es impensable el acordarse de anegar más valles leoneses para regar tierras con un futuro agrícola más que dudoso. El que desde la Junta se vuelva a proponer la construcción de un embalse en tierras leonesas es un tema para la polémica más que para solucionar nada. Por eso, no es ya ni el momento de que aquella famosa mesa por el Futuro de Omaña, vuelva a armarse de paciencia, porque razones y argumentos siguen sobrando, tan solo es el momento de que los que tienen responsabilidades de gobierno no empiecen de nuevo enfrentando al norte con el sur para así sacar réditos políticos. La Junta y su consejería de agricultura deberían de pensar que se va a hacer con el campo leonés desde hoy, hasta dentro de un cuarto de siglo, por lo menos y olvidarse de que Omaña existe y tiene un río.