Peritos de la Iglesia en Roma analizarán después la causa en un proceso que puede durar años
Los trabajos para beatificar a tres enfermeras terminarán en verano
La fundación que impulsa la iniciativa dará a conocer la vida y martirio de las voluntarias
La causa para la beatificación y declaración de martirio de las tres enfermeras voluntarias de la Cruz Roja Octavia Iglesias Blanco, Pilar Gullón e Yturriaga y Olga Pérez-Monteserín Núñez, que fueron asesinadas por milicianos republicanos en Asturias el 28 de octubre de 1936, podría quedar cerrada, en su fase diocesana, en tres o cuatro meses, según indicó ayer el vicepostulador del proceso, José Anta Jares, durante la apertura de éste. El expediente será analizado a continuación por peritos en Roma en un proceso que «puede durar años», señaló, y que tendría en la canonización de las víctimas una segunda fase. «En este caso no es necesario que hayan realizado ningún milagro porque el martirio se considera como tal», apuntó Anta. El acto de ayer estuvo presidido por el obispo de Astorga, Camilo Lorenzo, y contó con la presencia de los miembros del tribunal delegado, encabezado por el vicario Marcos Lobato como juez, y la comisión histórica, que preside el profesor del seminario Máximo Carracedo, órganos ambos implicados en el desarrollo de la causa de beatificación. La lectura de la biografía de las supuestas mártires, de los decretos de constitución de tribunal y comisión, la jura de cargos por parte de sus miembros y la aprobación de la lista de testigos, centraron la sesión. El actual director del museo de la Catedral, Bernardo Velado, será el primero en declarar en la vicaría general el lunes. A él se sumarán en las próximas semanas familiares de las enfermeras, y testigos que presenciaron los hechos o los oyeron relatar a sus mayores, que deberán dar fe de cómo se produjo su martirio y ejecución. Ello quedará completado con el estudio de la documentación existente. «Ojalá sea breve» «El proceso, que ojalá sea breve, debe demostrar que (las enfermeras) murieron por dar testimonio de su fe», indicó el obispo, que llamó a los presentes, entre los que se encontraban familiares de las supuestas mártires, a contemplar el proceso sin rencor. Manuel Gullón, presidente de la Fundación Enfermeras Mártires de Astorga, impulsora de la causa, quiso alejar esta iniciativa de cualquier connotación política, y aseguró: «Está demostrado que no quisieron renunciar a su fe y que hicieron barbaridades con ellas antes de matarlas». La entidad está compuesta por seis sobrinos carnales de Pilar Gullón, vinculados tambien familiarmente con Octavia Iglesias, y tiene su sede en la astorgana calle de Santiago, en la casa en la que la primera residió, indicó el presidente, que añadió que el prelado participa en la fundación como patrono. Este organismo dará a conocer en los próximos meses la vida de las tres enfermeras. «Está demostrado que no quisieron renunciar a su fe y que hicieron barbaridades con ellas antes de matarlas» MANUEL GULLÓN Presidente de la fundación