El pueblo recupera los bailes

Riego de la Vega recuperará el día de san Gregorio, 6 de mayo, los bailes en el salón del Martín, el mítico local que fue centro de servicios del pueblo en el tercer cuarto del siglo pasado, cuando la actividad que se vivía en la localidad -cabecera de municipio, a medio camino entre La Bañeza y Astorga- era muy superior a la actual. Eran tiempos en los que el ferrocarril de la Vía de la plata descargaba en la estación de Valderrey los cerdos que, traídos del sur, se sacrificaban después en el matadero Los Ángeles, que daba trabajo a medio centenar de empleados. El Martín se edificó entonces junto al Ayuntamiento. La obra comenzó en 1950 y sus puertas se abrieron al público tres años después para ofrecer servicios de bar, pensión (disponía de nueve habitaciones para los huéspedes), tienda, salón de baile, cine y teatro. Martín Martínez Martínez y su mujer fueron los promotores de un negocio que permaneció abierto 25 años, aunque, allá por el último año sólo abriese sus puertas los fines de semana. Ahora, la Asociación Cultural San Gregorio, compuesta por los jóvenes del pueblo, se encargará de que el local funcione en las fiestas más señaladas del pueblo, como la de san Gregorio, patrón de Riego, que se celebra el próximo fin de semana. Alfonso Martínez Rodríguez, hijo de los propietarios del negocio, y su sobrino Aurelio Pérez han dado permiso para que el salón de baile se revitalice ahora y el segundo de ellos se ha implicado de forma activa en la restauración del salón, en el que se ha construido una barra de bar, se han restaurado las ventanas y se han pintado sus paredes. Aún falta trabajo para que el viejo y amplio salón, que conserva el escenario y la cabina del proyecto de cine, luzca como es debido en un día de fiesta. Su acondicionamiento final llegará en los próximos días. A las once, en casa En el Martín, recuerdan Alfonso Martínez y Aurelio Pérez, se bailaba los domingos, de siete de la tarde a diez y media de la noche, porque entonces se regresaba a casa para las once. Los días más señalados del año, tocaba una orquesta -en su versión de dulzaina y tamboril-, pero si no había festejo se tiraba de operador de gramola, puesto que correspondía a Ángel Posada. Ya a finales de la década de los 50, la Asociación San Gregorio se hizo cargo de la gestión del salón. Luego, Martín Martínez y su esposa se hicieron mayores. El éxodo rural hizo el resto, pero aún se abriría el Martín, aunque su horno no volviera a cocer pan para sus huéspedes. Así, el Martín se cerraría con la muerte de Franco para iniciar una particular transición. Ya se había visto que la amplitud de las dependencias daban para el desarrollo normal del negocio y para que en un comedor de la parte trasera del complejo se instalaran, de manera provisional, las oficinas municipales, en el año 1973, cuando se tiró la casa consistorial para construir una nueva sede municipal. Pero en 1982 -aunque existen ciertas dudas sobre esta fecha-, cuando España organizaba el Mundial y se fraguaba la victoria electoral de Felipe González, el salón de baile sirvió de iglesia provisional, mientras se procedía a restaurar la parroquia. Años más tarde, el Ayuntamiento volvió a utilizarlo como sede, con motivo del arreglo de sus instalaciones. Ahora, la Asociación Cultural San Gregorio pasará a gestionar el salón de baile, que se abrirá para las grandes ocasiones. La junta vecinal y el Ayuntamiento de Riego se han comprometido a colaborar con los gastos de funcionamiento del local en caso de que fuera necesario, aunque, de momento, la mano de obra en el arreglo de la instalación ha corrido a cargo de Aurelio Pérez y de los miembros de la asociación que le han ayudado. Música de otro tiempo Así, el sábado que viene, fiesta de san Gregorio, los vecinos de Riego de la Vega festejarán a su patrón con misa, procesión con la imagen del santo y el pendón, un vino español en el viejo salón y juegos infantiles por la tarde. El baile está programado para las once de la noche -hora en la que antaño la gente de bien ya estaba en casa- y se prevé su final sobre las tres de la madrugada. Habrá orquesta y música de tocadiscos y, así, en el Martín se volverán a escuchar y a bailar los éxitos que reunían a los jóvenes del pueblo en la sala los domingos por la tarde. Aurelio Pérez conserva de sus abuelos algunos vinilos, de aquellos que pesaban, protegidos por hojas del Proa , como solución al desgaste de las carátulas. Otros vecinos del pueblo prestarán otros álbumes.