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| Reportaje | Conciliación de la vida familiar y laboral |

Ellos se ponen el delantal

Una veintena de hombres participa en un curso de cocina y planchado organizado por la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento para avanzar en la igualdad entre sexos

Publicado por
Maite Almanza - astorga
León

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Unos explicaron que desean ayudar en casa, otros, los solteros o separados, que aspiran a sobrevivir. Alguno llegó a decir que el hombre es una especie a extinguir, que se queda solo y que alguien tendrá que hacer las faenas domésticas. Cocinar y planchar son los primeros pasos. Por eso se han apuntado, los 22, a un curso organizado por la concejalía de Servicios Sociales en el marco de un plan de conciliación de la vida familiar y laboral. El monitor, por aquello de predicar con el ejemplo, también es un hombre. Ellos admitieron con toda naturalidad que la cocina y la plancha, hasta ahora, no han sido lo suyo, y que quieren poner remedio a esta situación sin preocuparse por lo que los demás puedan pensar. Al contrario, están decididos a poner en práctica en sus casas lo aprendido, e incluso alguno ya lanzó la idea de montar un negocio. Muy voluntariosos, no se negaron a ponerse el delantal para la foto y, a buen seguro, no se lo quitarán cada jueves, de 18.00 a 20.00 horas, durante todo este mes, mientras duren las clases que reciben en las instalaciones del hotel Astur Plaza. La primera sesión fue todo un éxito. Estos cocineros en ciernes lograron hacer dos sabrosos platos, que degustaron al término de la sesión: pastel de calabacín y pescado a la sal. Ellos estaban especialmente interesados en aprender a cocinar menús cotidianos, como potajes y paellas, porque para freir un huevo, dicen, ya se defienden. También desean conocer los trucos que existen para sacar el máximo partido a un plato. Tranquilidad. Eso ya es de matrícula de honor. La concejala de Servicios Sociales, Victorina Alonso, recordando su faceta de médico, insistió en la necesidad de que los platos que estos alumnos aprendan a realizar sean cardiosaludables y se enmarquen en la dieta mediterránea. Además, consideró importante que el monitor les enseñe propuestas culinarias caseras que no olviden los gustos y la economía de cada cual. Rizando el rizo, la edil aspira a que los cursillistas aprendan también a economizar el tiempo mientras realizan las labores domésticas, y aprovechen los tiempos muertos entre guiso y guiso para recoger la loza o tender la ropa, cual si de un ama de casa consagrada se tratara. Alonso admitió su sorpresa por la demanda que registró este curso, dado que hace dos años su departamento no tuvo tanto éxito cuando planteó uno similar para jóvenes. Ya piensa en organizar otro para formar a las mujeres en la realización de pequeños arreglos del hogar -como cambiar enchufes o reparar desperfectos- y no descarta ofrecer a los hombres otro de perfeccionamiento en cocina y planchado. «El mundo ha cambiado con la incorporación de la mujer al trabajo, y ellos tienen que acompañarnos en ese cambio», dijo. Los cursillistas, desde luego, están decididos a hacerlo.