| Reportaje | Las delgadas fronteras de Internet |
La herencia de un pueblo
Son maragatos los vecinos de una ciudad de Argentina, el carnaval y los habitantes de otra de Uruguay, un cóctel a base de vermú, ron y zumo de naranja, y un juego de grupo
Al teclear la palabra maragato en un buen buscador de Internet aparecerán, al menos, noventa y cinco mil entradas alusivas a este término, y no todas ellas relacionadas con los significados más previsibles. Por supuesto, son numerosas las páginas referidas al cocido, santo y seña de la gastronomía de la comarca, pero no son mayoría -algo más de veintiuna mil-. Excluidos los establecimientos comerciales que ofrecen embutidos, legumbres y otros productos o servicios ligados a tal denominación, las guías turísticas de la zona, los diccionarios que tratan de bucear en el origen incierto de la palabra y del colectivo al que representa, los pueblos y asociaciones de la comarca e, incluso, centros de turismo rural en Ávila o Murcia que escogen este término como identificativo, el resto de la búsqueda puede deparar diversas sorpresas. Por ejemplo, la localidad de San José de Mayo, en Uruguay, denomina maragato a su carnaval, calificativo que hace extensivo a los habitantes de este enclave y del entorno. Una página web sobre el campo argentino llama maragato al asentamiento de Carmen de Patagones, fundada en 1779 y cuyos primeros pobladores europeos procedían de esta comarca leonesa. Los maragatos también fundaron las poblaciones argentinas de Mercedes de Patagones -actual Viedma-, San Julián y Puerto Deseado. Desde esta última población otros grupos de maragatos se dirigieron a la zona oriental, y crearon allí la ciudad de San José de Mayo, razón de la atribución del citado gentilicio con independencia de los orígenes de estos ciudadanos. Maragato es también el nombre de un cóctel que, entre otros ingredientes, lleva ron, zumo de naranja y vermú, así como un juego denominado Tío Maragato y parecido a un trabalenguas. Esta actividad, localizada, entre otras, en una de sus variantes en la web de la villa de El Maderal, un pequeño pueblo situado al sureste de la provincia de Zamora, está pensada para realizar en grupo: una persona empieza diciendo «En casa del Tio Maragato mataron un gato» y responsabilizando a otro de los jugadores de ser el autor de este hecho. El acusado contesta «Mientes, bellaco» y a su vez acusa a otro. Quien falle debe ser sometido a una prueba que escogerá el grupo. Además, un diccionario de leonés en Internet califica maragato como variante de garabato y aplica la palabra a muñecos de trapo o espantapájaros.