Diario de León

Riaño | La asociación de mozos celebra la entrada de la primavera recordando la despoblación de la montaña

El capilote, seña de reivindicación

Esta fiesta se celebró por primera vez en 1986 y 1987 para protestar contra la ejecución del pantano

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José María Campos - Corresponsal | riaño
León

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La asociación de mozos de Riaño ha recuperado la fiesta del capilote que en el año 1986 se convirtió en el emblema de la lucha de un pueblo por sobrevivir, como consecuencia de la construcción del pantano y el derribo de las viviendas de Riaño. El sentido que ahora se quiere dar a esta fiesta se mantiene en la reivindicativa: una comarca que sufre la despoblación de una manera muy acentuada. Por ello los mozos quieren que la fiesta del capilote, que además conmemora la entrada de la primavera, sea una invitación a todos los pueblos de la montaña, para que se unan en esta lucha contra la despoblación. La fiesta del capilote se celebró en los años 1986 y 1987 en unos momentos donde había una dura oposición a que el pantano de Riaño anegase pueblos como Huelde, Escaro, La Puerta, Pedrosa, Salio, Burón, Anciles, Vegacerneja o el propio Riaño. Algunos quedaron totalmente cubiertos por las aguas y han desaparecido otros se vieron afectados en parte y lograron sobrevivir mientras que Riaño fue reconstruido de nuevo. Aquella lucha contó con muchas personas anóminas, muchas líneas y muchas fotos que recogieron dos años de reivindicación que ahora se quiere recuperar. Así, las calles principales de Riaño fueron ayer engalanadas y jovenes, niños y mayores recogieron capilotes en la zona de Tierra de la Reina para darse cita en la plaza de los Pueblos de Riaño donde se celebró una gran comida de hermandad. También se realizaron la puesta en escena de juegos tradicionales que los más pequeños desconocen con el objetivo de recuperarlos. El acto final de la fiesta fue la colocación de un mayo de más de 12 metros de longitud que los mozos y mozas del pueblo colocaron en la calle Valcayo. Con la llegada de la noche se celebró una verbena que puso el colofón a una fiesta donde el capilote vuelve a ser un símbolo y una señal de reivindicación en la montaña. La respuesta a la fiesta fue multitudinaria y muchos jovenes de Riaño y descendiente se dieron cita para participar en una festividad que han hecho suya también aunque residan y trabajen a cientos de kilómetros de Riaño. El capilote abre una puerta a la esperanza de la reivindicación de una montaña, tal y como hizo hace años.

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