| Reportaje | Feria de Alfarería en Jiménez de Jamuz |
Marcados por la tradición
Las demostraciones del alfarero al torno y la fabricación de tejas continúan atrayendo la atención del público que visita la muestra anual de artesanía de Jiménez de Jamuz
Unos veinte artesanos convirtieron ayer Jiménez de Jamuz en un mercado en el que exponer sus productos y en el que observar cómo se trabaja el barro en la localidad, las evoluciones de los pendonistas del lugar, el teatro de calle de Crispín D'Olot, la música de Los Cirolines y el baile de las águedas. El público tuvo la opción de observar los mayos, que visten de escenas costumbristas las calles del pueblo durante todo este mes. Entre los expositores, destacaban la bisutería y el regalo y los de alfarería por su número -cinco en cada modalidad-, seguidos por la forja y el los licores, los dulces y otros productos alimentarios. Otros artesanos mostraban trabajos en cristal, madera, cuero, forja e incluso papel. Como ya ha ocurrido en otras ediciones de la feria de alfarería de Jiménez, las demostraciones que realizó el aprendiz del Alfar-Museo fueron uno de los principales alicientes para el público, junto con la elaboración artesanal de tejas. Un mayo vivo La picaresca de Crispín D'Olot atrajo la atención del público, cuando éste irrumpió en el recinto ferial disfrazado de ciego y acompañado por un médico, una viuda, una vieja jorobada, un cura, una alcohólica y una prostituta. Los dislates de la compañía de teatro en la calle llegaron a fundirse con el baile de las águedas y la música de Los Cirolines. Como alguien comentó cuando los vio aparecer, «han montado el mayo, pero en vivo».