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A punto de hacer historia

Este fin de semana comienza el reencuentro anual de Vegamián, San Antonio y Pardomino, que camina hacia la cita de los cuarenta años desde la desaparición del pueblo bajo el agua

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Enrique Alonso Pérez - león
León

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Pronto se cumplirán cuarenta años desde aquel último San Antonio en que despedimos a nuestro entrañable pueblo de Vegamián, que sin tener raíces en él, nos enseñó una verdadera lección de convivencia, de amistad, de entendimiento y resignación ante la dura realidad del sacrificio colectivo de una comunidad feliz, en aras del impersonal beneficio de otras gentes que nunca llegaron a saber el nombre y apellidos de quienes tuvieron que abandonar sus hogares con un forzoso altruismo. Por eso no es extraño que nuestro calificativo, en clave de cariño, no pueda ser otro más apropiado que el de entrañable. Hoy, 39 años después del dolorido adiós, los vegamianeses mantienen viva la llama de la fidelidad a sus ancestros y repiten un año más la ceremonia del encuentro en el marco que les regaló la Naturaleza con desbordante prodigalidad: el valle de Pardomino, acondicionado cada romería por un auténtico escuadrón de voluntarios que a manera de «hacendera» comunitaria, limpian el entorno para el mejor acomodo de los romeros. Aunque no es tarea fácil organizar y coordinar cada año esta reunión multitudinaria, donde los protagonistas directos de ayer han sabido transmitir su mensaje de afecto a los herederos de hoy, los vegamianeses han tenido la suerte de contar con un incombustible equipo encabezado por el dinámico Florencio Fernández Santos, que desde su condición sacerdotal, ha sabido conectar con grandes y chicos para «vender» un emocionado y genuino encuentro en el que se mezclan las pequeñas anécdotas y recuerdos de la convivencia de antaño con las vicisitudes que han conformado la realidad actual. Como viene siendo costumbre, desde que se instituyó esta fiesta-romería en honor de San Antonio de Padua, la Comisión organizadora ofrece a su paisanos y simpatizantes un saludo oficial que resume los valores cotidianos que dieron vida a los quehaceres truncados por el exilio y encierra un canto a la esperanza en otros valores más permanentes. Tradicional «Un año más, superado el largo invierno, y con la alegría que proporciona la primavera, celebramos San Antonio; para todos nosotros uno de los eventos más relevantes al comienzo del verano. Esta fiesta, además de hacer revivir a Vegamián y mostrar el encanto de sus paisajes, pone de manifiesto el carácter acogedor de sus gentes para con los amigos y demás personas que deciden acompañarnos. En estos días afloran las ilusiones anuales y se concretan los esfuerzos de todos por reunirnos de nuevo para disfrutar de una jornada de familiaridad y amistad. En este sentido, entre saludos y abrazos, tengamos un grato recuerdo para los que no nos pueden acompañar, bien por los problemas puntuales o porque su ausencia es definitiva; y disfrutemos con las agradables novedades: descendientes de familiares y amigos que se incorporan a esta comunidad. ¡Bienvenidos todos y que lo celebremos juntos muchos años!. En el recuerdo Aún siendo cierto que el objetivo de «pasar juntos una jornada como recuerdo a Vegamián y homenajear a San Antonio», puede parecer escasamente ambicioso, no por ello deja requerir un esfuerzo, pues todos nos tenemos que desplazar, y algunos adicionalmente, asumen el compromiso de convocarnos y realizar los trabajos de preparar la pradera. Saludos a nuestra fiesta de San Antonio y a todos los que a ella colaboran con nosotros. Y todos a una voz, haremos la siguiente petición: A vos recurrimos, ¡Oh poderoso Taumaturgo! En cuyo pecho ardía una sublime llama de amor a Dios y a los pobres. A vos que merecisteis estrechar entre vuestros brazos al Niño Jesús, que quiso nacer pobre. A vos nos dirigimos llenos de confianza, para que roguéis al buen Jesús, tenga compasión de nosotros, en tantas tribulaciones en que nos encontramos. Obtenednos la gracia que humildemente os pedimos».

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