«Mi padre me enseñó a querer a mi pueblo, porque es estupendo»

Asegura que no fue buen estudiante, pero esto no le ha impedido desarrollar durante décadas una intensa actividad cultural e investigadora relacionada con su ciudad natal. El Adelanto Bañezano premiará hoy tan intensa trayectoria nombrándolo personaje del año, acto que dará paso a la inauguración de la calle que lleva su nombre. -El año próximo cumplirá 30 años como cronista oficial de La Bañeza. ¿Qué ha sido lo más satisfactorio de esta labor? -La posibilidad de recorrer España y el extranjero difundiendo el nombre de la ciudad. Recuerdo con especial cariño las veces que coincidí con mi colega astorgano, Luis Alonso Luengo, un hombre admirable. Yo creo que me nombraron cronista porque he rebuscado información en todos los sitios. -Como investigador, ¿qué hecho le sorprendió más descubrir? -Mi padre tenía una afición desmedida por leer y escribir y le interesaba la historia de La Bañeza, pero tenía que atender un negocio. A mí, prácticamente, me lo dieron hecho. Fui a todos los sitios donde había datos relacionados con la ciudad de forma que aumenté las doce carpetas con documentación que tenía mi padre hasta los setecientos archivadores, repletos de ellas. Lo que más ilusión me hizo fue encontrar confirmación escrita de que en 1502 los Reyes Católicos dieron un real arancel a La Bañeza, porque se hablaba de ello pero nadie lo había visto. Copiando un pleito entre arrieros maragatos y el Conde de Miranda, Marqués de La Bañeza, por abusos en el cobro de alcabalas, que localicé en el Archivo Histórico Nacional, un día pegué un grito. Como prueba documental aportaban en dicho pleito el real arancel. Me dije: «Ya lo podía yo estar buscando». Son 16 folios. Es una de las grandes satisfacciones de mi labor de investigador, junto al hallazgo del archivo completo del convento de los carmelitas descalzos, que se decía que los franceses habían quemado en la Guerra de la Independencia. -¿Cómo puede uno asumir la publicación de una serie como los «Capiteles para la Historia Bañezana»? -Por cariño, porque me gusta, y porque era un trabajo por el que mi padre tenía ilusión. Suelo madrugar y, cuando estaba en Madrid, pasaba días enteros en el archivo o la biblioteca, a veces me quedaba a comer para continuar el trabajo por la tarde. Tengo para publicar cantidad de Capiteles con todo lo que he conseguido durante mi vida. También hay planes para llevar mi archivo al municipal. -¿Qué balance hace del Premio de Poesía Conrado Blanco León? -Muy satisfactorio. También fue una idea de mi padre que decidí realizar un día, en una reunión con Pereira y otros amigos. Un año llegué a recibir 1.630 trabajos. Después bajó el número de participantes, supongo que porque todos los pueblos tienen un concurso de poesía. Lo ha ganado gente importante, como Fernández Nieto, de Palencia, uno de los grandes poetas a nivel nacional. -La figura de su padre ha sido determinante para usted... -Sí, él decía que le habría gustado ser periodista. Escribía mucho, eso ha influido incluso en mi carácter. A mí siempre me escribía en verso, como una carta que me mandó en 1943 estando yo en África, en el servicio militar, que regalaré durante el homenaje. Él me decía que tenía que querer a mi pueblo, porque es estupendo, y que algún día me lo agradecería. Efectivamente, aquí está este reconocimiento. -Tener una calle en su ciudad ¿es el máximo privilegio al que puede aspirar? -Nunca he ido buscando distinciones, pero si llegan, bien están. Nunca he pedido subvenciones, ni para el premio de poesía ni para nada, cuando viajo lo hago a cuenta de mi bolsillo. Los libros que hago los regalo con el fin de divulgar su contenido. Y me da mucha alegría que por esos mundos haya gente leyéndolos y descubriendo muchas cosas. -¿Cuáles son sus próximos proyectos? -Tengo casi en prensa un nuevo Capitel , en el que publico el testamento de Juan de Mansilla, las ordenanzas de la cofradía de San Antón y artículos aparecidos en el Diario de León y en revistas, unos de hace veinte años, otros de hace unos meses. También tengo otro libro de versos, Conradosías , con más de cien, escritos durante varios años, algunos de ellos durante mi juventud. Por ejemplo, uno trata sobre dos monjas que iban en el metro de Madrid. Si tengo salud algún día lo publicaré.