Los conejos de Borrenes
QUERIDO hermano: Tal parece que sí, que estamos en campaña. Andan todos los políticos a través del rastrojo, si no desquiciados sí ojo avizor en busca de la presa por si pueden agenciarse un voto. Si aparece un presidente -de tantos como hay -, un ministro, un director general, se arma un revuelo de Dios es Cristo. Los codazos y achuchones para salir en la foto al lado del super, el jefe con estrellas, el de los galones o el cabo furriel son de hígado tocado. Ya viste la que se armó en La Cabrera y por el Bierzo en días pasados; los políticos ocupaban todo el espacio; y, a no ser en ocasiones electorales, nunca verás esas sonrisas amplias, abiertas al máximo, palmadas tan efusivas ni zalemas tan descaradas. Sí, querido, se nota, se palpa que estamos a un año de las elecciones y estos políticos se han vuelto tarumbas. Nolete, que es menos que el cabo de guardia, no; anda él a lo suyo que tiene a sus tres cuates del estatuto autonómico para la comarca como secuestrados; dice que para lo que va a servir mejor darle a la garrafina, al tinto con sifón que refresca en el pozo del corral y que bajo la nogala se las den todas. Digo que sí, que se huele campaña y que los políticos andan una miaja desquiciados ya. Claro que viendo lo que se aprobó para mejor y mayor gloria de los parlamentarios, a ver quien pierde el chollo. Viendo la que está cayendo sobre Caja España y su esperpento, lo que apañan los consejeros de la entidad que en su día se llamó Monte de Piedad, y lo que les puede colgar desde esos puestos privilegiados, es para estar de los nervios; lo comprendo. Y viendo la que están montando en torno al Teleno -así titulé mi primer folleto -, el Ralca y demás unidades especiales, ni te cuento. Unos y otros, sin distinción de siglas, según sean gobierno u oposición, donde dije digo, digo Diego; el color del cristal lo ponen ellos a su antojo y así ven las cosas según les conviene. Por ejemplo, ahora que pintan bastos en Madrid, la Seño anda pidiendo el desmantelamiento porque dice, lo cual es verdad, es una promesa que Villalba dejó caer sin pensar en las consecuencias; éste, que sacó pecho, ahora anda encogido como si lo hubiera tomado una soleadura; Losa aparece como los lañadores de antaño poniendo remiendos a la cazuela y regalando una alcuza de aceite para engrasar los ejes. Marisa, la alcaldesa que ejerce de llanera solitaria, con la ayuda del también rebelde Cabo, el de Lucillo, anda desnortada por los riscos; eso sí, ahora, y se le nota una barbaridad, con su boquita cada vez más pequeña en cuanto se refiere a la defenestración de los militares, atendiendo más a la reducción, simulación y prestaciones a los pueblos. Lo mejor de todo en nuestra alcaldesa es que acaba de dar el triple salto mortal; pues mira tú que solicita una residencia a lo bestia -o sea una macro residencia- a la que acudan por riguroso turno, mejor con permanencia asegurada, todos los militares jubilados de la Otan, nada menos. Idea luminosa, sí señor; ahí en las estribaciones del Teleno podrán respirar a sus anchas aires pinariegos; podrán patear los recónditos valles y si se tercia, que para eso se las pintan solos, hacer de Indiana Jones por los restos arqueológicos, castros y coronas, agogas y canales auríferos. No es mala solución si sobre dicha residencia, cada cinco minutos sobrevuela un teruel , zumba un obús y dan pepinazos a Peña Furada. De lo contrario no vendría ni uno; la depre. hermano. A eso se le dice poner la marcha atrás, aunque llame renegado a Villalba. Así andan ya nuestros políticos, locos por no perder el puesto que tienen allí, el cómodo sillón, el escabel o el simple taburete. En nada se parecen a los conejos de Borrenes que salen a pacer en las carreteras; los políticos se encuevan y que pasen días y vengan ollas. Son listos, sí.