Diario de León

Saquean, en varios viajes y de noche, muebles y aperos antiguos de ocho viviendas deshabitadas en Lagunas de Somoza

Rateros con derecho a cocina y baño

Crece el temor de los vecinos por la frialdad de los ladrones, que bebieron cerveza y después se ducharon

Los vecinos utilizaron el campanario para vigilar durante la noche todos los movimientos del pueblo

Los vecinos utilizaron el campanario para vigilar durante la noche todos los movimientos del pueblo

Publicado por
Marco Romero - lagunas de somoza
León

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Los vecinos de Lagunas de Somoza viven atemorizados después de que esta tranquila y envejecida población de la Maragatería haya sido asaltada en varias ocasiones por un grupo de ladrones que se dedican a robar a sus anchas muebles y aperos antiguos de gran magnitud, incluso en alguna ocasión dándose un festín en el interior de las viviendas que han limpiado, eso sí, siempre deshabitadas. Los hechos se denunciaron durante el mes de junio, aunque la sucesión de saqueos no ha trascendido hasta ahora que los vecinos, indignados con la escasa intervención de la Guardia Civil, han querido hablar de lo que ocurrió en esta población a finales del mes de mayo. El peso y la cantidad de los objetos sustraídos hace pensar a los vecinos que al menos tres personas han participado en el robo de las ocho casas. Todos los saqueos se realizaron por la noche y de lunes a viernes y para llevarlos a efecto tuvo que ser necesario el uso de al menos una furgoneta de grandes dimensiones, puesto que entre lo sustraído hay muebles isabelinos, arcones, lámparas, televisores, apregancias ( cadenas que se utilizaban para sujetar el pote en el fuego ) , aperos de arriero y hasta juegos de café heredados de las abuelas. Por llevar se han llevado de las despensas hasta latas de conserva, anís, orujo y licores, lo que da idea del tipo de rateros de los que se habla. Una tranquilidad que pasma Hay varias coincidencias en la forma de actuar de este grupo. Entraron durante varios días en las viviendas forzando las ventanas o saltando sobre las tapias; en algún caso superaron un pequeño tejado. Para sacar los objetos, abrían los portones del patio y, si les era imposible, construían una pequeña rampa sobre los muros para subir y bajar los muebles con un carretillo. Todo ello tuvo que ser tranquilamente y sin temor a que alguien del pueblo les escuchase, gesto de frialdad que pone los pelos de punta a más de un vecino. «Los tíos no te creas que se tomaron molestias para hacerlo con sigilo. ¡Qué va, pero si hasta se tomaron su cerveza!», relata una anciana poniendo la mirada en «alguno del pueblo». Se da la circunstancia de que los autores han entrado siempre en viviendas vacías -el temor de los más viejos es precisamente que los chorizos vuelvan y allanen un domicilio ocupado- y en dos zonas diferentes en las que se estaban realizando simultáneamente obras de asfaltado. El ajuar de la abuela Aunque los bienes sustraídos no tienen un valor económico extraordinario, las víctimas tienen el desconsuelo de haber perdido en muchos casos ajuares con un enorme valor sentimental. Como ejemplo, de una de las casas se llevaron una peculiar colección de fotografías del Buenos Aires y el Santiago de Cuba de 1850. En un paseo por los pueblos del entorno de Lagunas de Somoza, este periódico ha podido conocer otro intento robo probablemente relacionado con los anteriores y perpetrado en Valdespino. En esta ocasión, los maleantes tuvieron que abandonar el botín.

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