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LA VOZ DEL PUEBLO

«Hay quien ha empezado a dormir con la escopeta debajo de la cama»

Publicado por
m.r. | lagunas de somoza
León

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A las seis de la tarde de un día de agosto, Lagunas de Somoza parece un pueblo fantasma. No hay ni un alma en la calle, ni siquiera un perro a la sombra. La presencia de un coche desconocido advierte a una anciana sentada detrás de un rosal. La desconfianza podría ser un efecto causado por los robos, pero todo lo contrario. La mujer, con gesto hospitalario, relata en cuanto se le pregunta cómo y cuándo fueron los hechos y aporta un dato que ha sido esencial para saber que los robos tuvieron lugar de noche. «Mi hijo tiene ganado junto al barrio bajo [zona en la que allanaron cuatro viviendas] y siempre decía que por la mañana había huellas de coche, aunque después quedaban tapadas por el paso de las ovejas». Cuando el pueblo duerme Quiere decir que los ladrones esperaban a que el pueblo durmiera para entrar con su furgoneta hasta un alejado callejón, donde la dejaban aparcada mientras entraban en las casas. La primera fue la de Luis. El techo es tan bajo que los cacos saltaron por el tejado hacia el interior. Una vez dentro, abrieron la puerta para llevarse lo que quisieron. Activaron el cuadro de la luz, utilizaron el cuarto de baño y después se ducharon. Dejaron el grifo abierto, por lo que la casa se inundó. Fue precisamente esta circunstancia la que advirtió del robo a un vecino tiempo después. La botella de Sandy En esa calle entraron en más viviendas. En casi todas rompieron un cristal y entraron por la ventana, o bien saltaron encima de la tapia. Aquí faltaron lámparas de bronce, muebles y aperos de la extinta arriería. Entre los rastros que dejaron los autores, hay una botella utilizada de Sandy (mezcla de cerveza con limón) que la Guardia Civil, pese a la petición de un vecino, no tomó como prueba para intentar encontrar huellas de los ladrones, que ni siquiera llevaban herramientas para forzar el acceso a las casas. En el barrio alto de Lagunas, donde desvalijaron otras cuatro viviendas, reside a temporadas Odulia y su familia. Su vivienda fue saqueada en dos ocasiones en menos de una semana. «La primera vez me dio un poco igual, pero la segunda ya me hizo pupa», admite. Su hijo explica detalladamente cómo pudieron ocurrir los hechos: «Una vez entraron por la ventana de arriba. Revolvieron todo, vaciaron la despensa y después cenaron con la luz de unas velas que yo no sé ni cómo encontraron porque estaban por ahí escondidas». «¡Qué joyas se pensaban que iban a encontrar!», exclama Odulia. «Lo que se llevaron no vale para nada, pero te dejan desarreglada», añade. «Eso sí -insiste- pienso ir al rastro a Madrid a mirar uno por uno a ver si reconozco algo de lo que me robaron». Entre estos bienes había dos juegos de café heredados de sus antepasados. La vivienda de la madre de Odulia, situada a unos metros de la anterior, también fue robada. «Lleva años totalmente cerrada y nunca jamás había pasado nada. Ahora sí, sólo pido a San Roque [patrón de Lagunas de Somoza] que los cojan y se enteren». Los primeros en alertar Una calle más arriba se encuentra la vivienda de Aurora y Goyo, que fueron los que primero se percataron de lo ocurrido. A ellos les llevaron un brasero, un taquillón, un reloj de pared y otros utensilios. «Nos conocemos todos y es difícil pensar en alguien cercano o del pueblo», afirma Aurora. En Lagunas, más de un vecino asegura que «hay gente que ha empezado a dormir con la escopeta debajo de la cama» para defenderse ante otra posible ola de robos.

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