Diario de León

El inmenso zoco lacianiego

Un año más, miles de personas fueron fieles a la cita de La Feriona, encuentro de gran abolengo que congregó a un millar de puestos ambulantes, además de pulperos y carteristas

Los puestos ambulantes ofrecieron un amplio abanico de productos

Los puestos ambulantes ofrecieron un amplio abanico de productos

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Cristina Vergara - corresponsal | villablino
León

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Miles de personas acudieron al reclamo de La Feriona e invadieron las calles de Villablino la jornada de ayer, para cumplir con la tradición de participar en una fiesta con espíritu ganadero, cuyos inicios se remontan al año 1270, cuando el entonces rey Alfonso X concedió a los hombres de Laciana un privilegio para que pudieran celebrar un mercado, los martes de cada semana. A diferencia de anteriores ediciones, en las que la lluvia y los paraguas eran los protagonistas, el sol y una agradable temperatura contribuyeron este año a que muchos visitantes no dudaran en acercarse hasta el valle para pasearse por las calles de la capital, convertidas en un multitudinario mercado por unas cuantas horas. Casi un millar de puestos ambulantes se instalaron desde el recinto ferial a lo largo de la avenida del Bierzo y las calles adyacentes, además del estacionamiento de vehículos del polideportivo municipal, ofreciendo a los viandantes un amplio abanico de productos de lo más variopinto desde alimenticios o textiles, hasta objetos relacionados con la agricultura, las antigüedades o la ferretería. Exposición ganadera El dato positivo, a diferencia de las últimas ediciones, fue un aumento de las cabezas de ganado en el recinto ferial, con una presencia predominante de equinos, al contabilizarse un centenar de caballos frente a unas 30 vacas y terneros. Respecto a las transacciones, se produjo un descenso en el número de las mismas con respecto a la edición anterior, especialmente en el ganado vacuno, con un costo aproximado de 5 euros el kilo de terneros, mientras que el precio de las vacas para matanza o cecinas, se situaba entre los 30 y los 33 euros por arroba. El precio de los potros oscilaba entre los 420 euros y los 600, y en el caso de los caballos la fluctuación era mucho más amplia y dependía del ejemplar. Al margen del ganado, La Feriona congregó en la capital de Laciana a decenas de miles de personas que durante la jornada intentaron hacerse un hueco entre la multitud para cumplir con la tradición de interesarse por el precio de las transacciones ganaderas, en el mercado municipal de Las Rozas, regatear con los centenares de puestos ambulantes y, sobre todo, degustar el típico pulpo de la Feriona, que los establecimientos de la zona saben elaborar con su toque personal, compitiendo en calidad con los numerosos pulpeiros gallegos que tampoco faltaron a la cita, al igual que los trileros y carteristas (se presentaron varias denuncias por robo de cartera). Además los empleados municipales instalaron una pancarta en la rontonda de la Cruz Roja, en la que se podía leer: Alcalde dimisión, paga a tus trabajadores. Los inicios de esta feria ganadera se remontan a 1270, cuando el entonces rey Alfonso X concedió a los hombres de Laciana un privilegio para que pudieran celebrar un mercado, los martes de cada semana. La decisión de institucionalizar esta feria para garantizar su continuidad, fue adoptada por el Ayuntamiento en 1904. Desde entonces, La Feriona ha crecido con más fuerza en cada nueva edición, sabiendo adaptarse a las exigencias del mercado y a los tiempos modernos, para garantizar su continuidad.

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