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Publicado por
León

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SAHAGÚN NECESITA BUSCAR nuevas alternativas para el futuro que se desmarquen de la historia, como la Semana Santa o el Camino de Santiago, que han sido empleados hasta la fecha como únicos reclamos. Con demasiada frecuencia en los últimos años la villa se ha convertido en un mero escaparate carente de mensaje, sin un destino concreto, y, lo que es peor, sin ninguna luz que ofrezca una esperanza de progreso y convivencia ciudadana. Eso, a pesar de que las calles de Sahagún están actualmente cargadas de guirnaldas y luces que distraen las miradas, casi siempre perdidas, en el horizonte. Hoy en día es fácil escuchar por las calles lamentos acompañados de descalificaciones y, sobre todo, pocas actitudes colaboradoras que se unan para alcanzar un futuro halagüeño. Lo más común, son la distancia y los roces que cada día aumentan considerablemente por el más insignificante motivo. Poco o nada se logra desde el balcón de la descalificación y la pérdida de respeto de unos con otros las bases para potenciar un futuro para los jóvenes de la zona. Quienes gobiernan en Sahagún deberían tener en cuenta que, tal y como enseña la vida misma, el progreso y el bienestar se consigue a través del consenso y de la buena sincronía. De nada sirve que cada uno reme en una dirección, cuando el horizonte marcado es el que es y nada ni nadie lo puede cambiar, si no existe un proyecto común. Con la Navidad a la vuelta de la esquina es tiempo para la reflexión; para escribir una nueva página a una historia aún incompleta, heredada, eso sí, de renglones de grandeza y humildad. A ella debemos sumarnos todos los hijos de Sahagún y emplearla como correa de transmisión que permita consolidar un futuro estable para las generaciones venideras, pero nunca haciendo del pasado el único soporte. Hay que tener presente el refrán popular que dice que el agua pasada no mueve molino y subirse a un nuevo barco con remos fuertes y buscar en la carta marítima un nuevo puerto.