CARTA TE ESCRIBO MARTÍN MARTÍNEZ
Rodeado
QUERIDO hermano: Sí, arrodeado me tienen las ministras. En un brete me puso la señora Salgado cuando se espernancó y nos dejó el fumeque en cuarentena. Bien sé yo, querido, que la inhalación de tanta porquería como nos meten es perjudicial. Ni dudarlo; pero si nos atenemos a ciertos artículos de la Constitución, a la señora ministra hay que pasársela por el arco de triunfo, si no es capaz de meter en cintura a las industrias; que la libertad de cada cual y cada quien es inalienable. Así que bien lo sabes, un servidor es cumplidor de la ley y solamente humeo donde ésta me permite; que lo hago por imperativo legal es indudable, pero lo hago. Me arrodea una miaja más la señora Narbona, cuyo saludable aspecto da la impresión que acaba de salir de la ducha cuando aparece tan rozagante en la pantalla, como si fuera la del Palmar de Troya a don Clemente. Y va y me dice que en breve he de arreglarme con 60 litros de agua al día; lo cual te juro, hermano, que me va a costar escaso sacrificio y que tendrá mi cumplimiento estricto como la señora de Sanidad lo tiene con el tabaco. Pero lo que ha hecho que salten todas las alarmas y neuronas es la última de la Salgado; si sólo hay que ducharse una vez a la semana, pase -Nolete ya nos dio la solución--; si en el vestíbulo del ayuntamiento, si en las oficinas oficiales, y permite que redunde, lugares públicos y caballerizas reales no puedo encender la pipa, pase; ya me desquitaré, que la fecha de caducidad del ser humano, en casos como estos, cada uno tiene la facultad de adelantarla, por aquello de la libertad constitucional que antes mencioné. Sí, querido, la última de la ministra Salgado me ha dejado patidifuso, con un alto grado de corajina en las meninges, pensativo, cabizbajo y a meditar para devanarme el caletre. Eso de la restricción en el consumo del vino, creo sinceramente que es de estreñidos mentales en un país que tiene La Rioja, La Mancha, ribera de Duero y El Bierzo, por no citar más, aunque el afrancesado señor Moratinos le dé más al Burdeos que en la Francia fabrican con Valdepeñas; claro que el careto de doña Elena se aproxima muy mucho a eso del estreñimiento. Cuando aquel afamado Dr. Grande Covián recomendaba unos chatos es que el producto de la vid -sin excesos, que Noé no repitió- es fuente de salud mejor que la conocida del valle de Calzada que algún día nos vendimiará el CTR. La ingesta moderada vivifica el cuerpo, anima el espíritu y es fuente inagotable de relaciones humanas. Aparte está la incidencia económica que ha supuesto, supone y supondrá este cultivo que, a pesar de los pesares, parece ser el único que presenta un cierto futuro en esta España de las restricciones. Por esa ya no paso, hermano. Mis vasitos mañaneros de tertulia y zascandil han cumplido ampliamente el medio siglo; por tanto le pueden dar por retambufa a doña Elena Salgado. Si el abuelo Silvestre cultivaba su tabaco, por supuesto que clandestinamente, cuando aquello del racionamiento, ya tengo elegida una ladera para volver a la viña y saltarme las directrices que a ellos y a ellas les salgan del forro. Por cierto aquel tabaco del abuelo, sin esas mierdas que la ministra deja inocular hoy, era medicinal, ¿o no? Y así, nos arrodean más los senadores leoneses Canedo, Martínez y Jiménez con lo del peaje de la León-Astorga que tanto prometieron. Creo que es por llevarle la contraria al PP que la construyó y ahora exige la eliminación. No lo pienses, te lo digo; que todos, como diría Nolete, son la madre que los parió, con gran facilidad para decir digo donde dije Diego.