OPINIÓN
El castro de Verdiago
VERDIAGO CUENTA con un castro vadiniense que es uno de los asentimientos históricos más importantes de la región y está incluido en la carta arqueológica de León, que está en peligro de desaparición a causa de una inminente explotación de una cantera de caliza. El titular de la cantera sería nada menos que el propio pedáneo, beneficiario de un contrato de arrendamiento por 50 años, firmado a su favor por la junta vecinal designada y presidida por el mismo munícipe, y sobre la cual ostenta las facultades legales de destituir a sus miembros cuando estime conveniente. Lógicamente la adjudicación del contrato de explotación de la cantera tuvo lugar prescindiendo de cualquier formalismo de legalidad y publicidad, de subasta o concurso público. Como en los buenos y viejos tiempos, una mera designación a dedo, por quien manda y decide, y adjudicando nada menos que la explotación de un monte vecinal en su favor y beneficio personal. Cierto que la ley de contratos del Estado prohibe a los cargos públicos, incluidos los alcaldes pedáneos, la contratación de bienes públicos a su favor, pero también en este caso la legalidad existe solamente para ser violada por quienes estarían llamados a protegerla. Esta es la situación que ha sido aprobada por la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Crémenes, en detrimento de la legalidad, de los intereses públicos y del patrimonio histórico de la zona. Ciertamente que el control de los tribunales podrá y deberá corregir tal cúmulo de injusticias y sancionar las arbitrariedades de las entidades públicas, autonómicas y municipales. Así lo entiende la asociación de vecinos de Verdiago y así será denunciado en el juzgado.