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Una rara pieza en las iglesias de la provincia

La junta vecinal de Mansilla del Páramo invierte 4.000 euros en la restauración de un túmulo o catafalco del siglo XIX muy deteriorado

Los miembros de la junta vecinal posan con el túmulo recién restaurado

Publicado por
A. Medina - corresponsal | mansilla
León

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La Real Academia define túmulo como sepulcro levantado sobre la tierra o armazón de madera, vestida de paños fúnebres, que se erige para la celebración de las honras de un difunto. Y por catafalco entiende: túmulo adornado con magnificencia, el cual suele ponerse en los templos para las exequias solemnes. Pues bien, en un rincón de la iglesia de Mansilla del Páramo existía una de estas raras piezas, perdida en el olvido y destinada a su deterioro. La junta vecinal de la localidad lo ha salvado y ha destinado 4.000 euros a su restauración para lo que ha contado con ayudas del Instituto Leonés de Cultura y la Obra Social de Caja España. Se trata de una pieza de finales del siglo XIX, pintada casi con toda seguridad por el artista local Antonio Sastre, que también cuenta con otras obras en el pueblo. Está constituido por unos lienzos pintados con símbolos mortuorios que representan el poder terrenal (el Papa, el Rey y el Fraile) que también acaban en el purgatorio. Existen igualmente reseñas de la muerte en las que se puede leer «caerá en olvido con el tiempo nuestro nombre, ora, cree, espera» o «corto y lleno de tedio es el tiempo de nuestra vida». La función del túmulo era de carácter funerario como bien expresan las figuras representadas. Se cree que antiguamente se usaba como elemento para crear ambiente durante el rezo de la Novena de Ánimas. Parece ser uno de los pocos catafalcos que aún se conservan en la provincia y éste tiene la particularidad de que está pintado con vivos colores cuando normalmente eran de tonos negros u oscuros.