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Publicado por
PEDRO V. ÁLVAREZ COLLAR
León

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AUNQUE, POR ESTOS valles perdidos, las celebraciones religiosas nunca han tenido gran resonancia, si exceptuamos las procesiones que en los pueblos se celebraban antaño para conmemorar el santo patrón; las procesiones de las primeras comuniones o actos más festivos que religiosos, tales como las hogueras de San Juan, las cabalgatas de Reyes o la subida a Carrasconte, por citar alguna; y la procesión del Cristo de los Mineros, que desde hace casi cuarenta años se viene celebrando en Caboalles de Abajo el Viernes Santo, según tengo entendido con notable éxito. A pesar de ser una novedad o precisamente por ello, es digno de destacar que dentro de la programación a celebrar en la Semana Santa de Villablino, destaque la representación de los Cuadros de la Pasión, que se llevará a cabo el próximo 5 de abril, día de Jueves Santo. Aunque la iniciativa haya partido de diversas asociaciones lacianiegas, hemos de reconocer la valentía demostrada por la Concejalía de Cultura (en manos de Izquierda Unida), que aunque posiblemente habrá de soportar muchas críticas por el apoyo a una actividad religiosa, merece todos los elogios de aquellos que estemos por encima de credos, y no nos fijamos solamente en la redondez de nuestro ombligo. Respetemos todo aquello que significa unión y trabajo en común, y si varias asociaciones se han propuesto colaborar en la consecución de unos actos, religiosos, festivos o como quiera que sean, tratemos de al menos no poner trabas. Quién nos dice que esto que comienza en 2007 no será con el correr de los años un acto de relativa importancia provincial. Porque de lo que no estamos sobrados en Laciana es de que el valle sea muy nombrado por otras cuestiones, a no ser siempre por las luchas políticas, por algún accidente laboral, generalmente mortal; o antaño por alguna huelga reivindicativa... Pues estos actos que tendrán lugar, como digo, el próximo Jueves Santo, y serán la representación de diversos momentos de la Pasión de Cristo, todo a cargo de personas anónimas y con la colaboración de diversos comercios y asociaciones. Pero a la religiosa pasión de estos actos se une otra diferente, es la pasión de ser lacianiego. Tenemos los nacidos en este pequeño país lacianiego un orgullo innato de ser de donde somos: hijos de Laciana. Este orgullo se manifiesta más aún cuando uno está lejos del terruño, y aunque haya quien opine que esto es papanitismo, «palurdismo» o como le quieran llamar, muchos somos los que vamos por la vida, por encima de otras cosas de lacianiegos... Así, uno de ellos, J. M. Lorenzo, de Villaseca de Laciana, desde la diáspora ha impulsado una asociación, Raíces Lacianiegas de la que ya he escrito, y el próximo 7 de abril, en el polideportivo municipal de Villablino, tendrá lugar el Primer Encuentro Raíces Lacianiegas, que con diversos actos festivos propiciara el primero de los reencuentros con Laciana de todos aquellos que han conectado con esta iniciativa. El que esto escribe será el primero en lamentar no poder asistir al mismo, primeramente por estar de acuerdo con la idea básica y fundamental de la asociación, y segundo por no poder apoyar con mi humilde presencia algo que apoyo con mi escrito. Sea como fuere, espero que el acto tenga la repercusión que se merece y que en años venideros la afluencia de lacianiegos de la emigración vaya en aumento. Actos como estos dos, la pasión religiosa y la pasión por la tierra, nos ofrecen la esperanza de que en Laciana algo tiene que cambiar, y de nuevo el espíritu de la solidaridad y la concordia empezará a brillar de nuevo, dejando a un lado las crispaciones políticas que a ningún lado nos llevan...

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