¿Un kilovoltio vale más que un voto?

LOS AÑOS DE postguerra, afortunadamente, ya han quedado en el olvido y hoy día al menos la democracia permite que toda persona tenga voz, voto y opinión, algo que muchos, hoy políticos, han defendido hasta la saciedad y que con el paso del tiempo van olvidando desde su posición de mando. Esta libertad permite que los ciudadanos no se vean sometidos al dictamen impositorio de la apariencia gubernamental tal y como sucedía en los años donde un traje y una corbata de marca servían para poner firmes a los pueblos. Cuando uno ha dedicado muchas horas a leer detenidamente los más de cuatrocientos folios de documentación que algunos vecinos han recogido «libremente» sobre el proyecto de la línea de alta tensión de Sahechores y sus «supuestas» irregularidades, sólo puede decir que hay algo que no se ha hecho bien. Y si a esto se une que las reclamaciones y las preguntas de los afectados aún siguen sin contestación por parte de la Junta, el problema se agudiza aun más. Pero en el fondo, la prioridad la tienen los 132 kilovoltios a instalar frente a los 132 votos de un pueblo, dado que situaciones similares sucedidas en otras provincias y comarcas de la comunidad con más votantes se han visto parados proyectos de menor magnitud. El problema ya no está en si se han hecho las cosas mal, si no en no reconocerlo, ya que nadie quiere ser el «supuesto culpable» de un «supuesto error electricokilovoltiano». Pero lo más lamentable es el silencio que desde el PP, PSOE, UPL, IU, PAL y Los verdes existe. Realmente, ¿qué se oculta?, ¿no será que tienen razón los afectados? Lo mínimo que deben hacer los políticos es dar la cara ante la gente. ¡Será verdad que hay votos de primera, de segunda, de tercera y de Sahechores!