Una insignia muy rebelde
Fue la anécdota simpática de la mañana. El alcalde de Laguna de Negrillos obsequió al consejero de Fomento con la insignia de la villa y éste la aceptó con la condición de que se la colocase. Pero cuando el regidor intentó ponérsela en el ojal de la chaqueta, la operación se complicó. Fue necesario buscar unas hasta unas tijeras para conseguirlo. Todos los presentes rompieron a reir.