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| Retablo leonés | De Nueva York a Tierra de Campos |

Con ascendencia americana

La pasionaria de Nueva York, la madre Adelaida de Santa Teresa, fundó en Grajal de Campos la orden de las Carmelitas Descalzas en 1882, en el antiguo convento Franciscano

Retrato de la Madre Adelaida, fundadora de las Carmelitas Descalzas en Grajal de Campos

Publicado por
Enrique Alonso Pérez - león
León

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Aunque tengamos que reservar nuestra opinión sobre el litigio que el pueblo de Grajal de Campos tiene abierto con la Congregación del Carmelo asentada en el antiguo convento franciscano, hoy nuevamente itinerante hacia tierras de Toledo, no por ello nos deja de extrañar, que tanto la archidiócesis toledana, como la diócesis legionense, den muestras de tan excesiva prudencia a la hora de manifestar una opinión al respecto. Más bien parece entenderse aquello de que «el que calla, consiente». De esta manera, quedamos también obligados a mantener cierta cautela. Pero nuestra curiosidad por todo lo que a León concierne, se ha despertado con estos sucesos, especialmente con la marcha de todo un pueblo a Toledo a reclamar lo que parece ser suyo. Por eso hemos recurrido a nuestro particular archivo para dar a conocer en este Retablo las raíces del convento de los Padres Franciscos y su posterior compra por parte de las Carmelitas descalzas. Cuando el señorío de los Vega, adquirió un notable rango entre la nobleza española, el rey Felipe II, otorgó a don Juan de Vega la merced de convertir en Condado el Señorío que regentaba en Grajal de Campos, muy consolidado con el patrimonio heredado de su padre, Hernando de Vega, que había mandado construir el famoso castillo artillero, el señorial palacio, y la iglesia de San Miguel. Este don Juan Vega, y su segunda esposa, doña Tomasa de Borja, fueron los fundadores del convento que nos ocupa, el de los Padres Franciscos, conocidos como Los Alcantarinos, por su estricta obediencia. La pasionaria de Nueva York, fundadora del carmelo de grajal de campos. Con este sugerente nombre, inspirado en la flor conocida como «pasionaria» por su enorme parecido a los atributos de la pasión, arribó a Grajal de Campos la inefable, y nunca bien divulgada madre Adelaida de Santa Teresa, Carmelita Descalza refundadora del antiguo convento Franciscano, reconvertido por ella en convento carmelitano inaugurado el día 18 de diciembre de 1882, por don Saturnino Fernández de Castro, preconizado ya en aquel día como arzobispo de Burgos. Mucho tuvo que sufrir esta monjita hasta llegar aquel día de la inauguración. Nacida en Nueva York, de padre irlandés, católico, y de madre inglesa, protestante, entró en la vida conventual con la oposición resignada de su madre, primero en la Comunidad de la Visitación de Georgetown, después, ya en el Carmelo, se marcha a La Habana y más tarde se establece en Guatemala, donde alcanza la dignidad de priora, hasta que la revolución de 1871 la obliga a deambular de convento en convento para terminar viniendo a España. Finalmente, después de un sinfín de azarosas peripecias, la Madre María Adelaida de Santa Teresa O'Sullivan y Rouley, compra en el año 1881 el arruinado convento de Franciscos Descalzos fundado por los condes de Grajal de Campos y, juntamente con otras diez monjas, Carmelitas como ella, iniciaron una nueva vida de comunidad, que sus hijas han seguido manteniendo después de su muerte en 1893, en uno de los lugares más amenos y atractivos de la famosa villa de Grajal de Campos. Hasta que las inoportunas termitas hayan irrumpido en las frágiles estructuras del maderamen del convento. Una parte de la biografía Por aportar algún indicio del patrimonio que la Madre Adelaida legó al convento de Grajal y a sus hermanas Carmelitas, reproducimos dos párrafos de la biografía de la Fundadora, escrita por el Padre Fray Florencio del Niño Jesús: «Otra de las cosas de que se valió la Madre Adelaida para fomentar el culto y la piedad en su iglesia fue procurando hermosas imágenes. La Madre Teresa nos recuerda el afán que mostraba por adquirir imágenes devotas y artísticas, y como las llegaba a conseguir a «fuerza de lamentos». En efecto, así solía suceder, y así consiguió las mejores. «Digamos solamente cómo llegó a conseguir la sagrada imagen de Cristo Crucificado que se venera en el coro bajo de su convento de Grajal desde donde recibe el homenaje de adoración de las religiosas y de los fieles. Esta imagen se la pidió la Madre de limosna a don Isaac Sierra, hermano de la Madre María de Jesús Nazareno, natural de Guatemala. El señor Sierra buscó los más afamados artistas que pudo encontrar en Guatemala para complacer a la sierva de Dios, sabiendo lo entendida que ella era en cuestiones de arte». La sagrada imagen del Redentor llegó a Grajal por el mes de septiembre de 1890. Cuando abrieron la caja en que la imagen venía embalada, y vieron tan hermosa obra de arte, la bendita Madre rompió a llorar a lágrima viva, y como una religiosa le dijese por qué lloraba, cuando con tantas ansias había deseado tener lo que ya poseía, la Madre respondió: «Lloro de ternura, porque este Señor ha venido de tan lejos, cruzando mares, hasta llegar aquí por buscarnos a nosotras».